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Domingo 18 de septiembre de 2011

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Revista Dominical

Negligencia médica

18 sep 2011

Fuente: LA PATRIA

Por: Márcia Batista Ramos

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Es sabido que el médico ejerce una labor en el marco de la probabilidad de toda ciencia, para obtener resultados probables. La evolución positiva de un tratamiento, depende de muchas particularidades, de cómo reacciona el organismo de cada paciente, muchas veces los resultados adversos son inevitables. Pero, el médico tiene la obligación de ver al paciente de manera integral, para así, poder conjugar los aspectos cultural, psicológico y finalmente fisiológico de cada paciente, pues, el paciente no es un órgano enfermo, es una persona en toda su integridad.

Pero negligencia médica es otra cosa: es la mala praxis en el ejercicio de la profesión; acto que no está respaldado por los protocolos y normativas vigentes. Algunos individuos experimentan heridas desgraciadas como el resultado de no conseguir el tratamiento adecuado ni apropiado por parte de un médico o de un hospital. El daño ocurre cuando el paciente es tratado erróneamente o cuando un médico o un nosocomio, se separan de lo que es considerado cuidado juicioso del paciente. Cuándo un paciente es lesionado debido al mal cuidado o al cuidado improcedente, eso es negligencia médica.

Existen médicos que trabajan sin la mínima ética profesional, contestando el celular en el quirófano, por ejemplo; otros médicos sin estudios de especialización y con complejo de sabelotodo, realizando una mala práctica, consecuentemente haciendo noticia en la crónica roja. Las cifras proporcionadas por el Ministerio de Salud sobre mala praxis y negligencia médica son alarmantes, pues, los casos crecieron de forma desmesurada, mostrando que la salud y la vida de la población están en peligro.

Hoy por hoy, vemos muchas noticias sobre víctimas de la negligencia médica en nuestro país. Eso también denota la baja calidad de los servicios de salud.

Las familias de las víctimas, que en su impotencia ante una situación de lesión o muerte de un ser querido, desesperadamente salen a la palestra. Por una parte claman por justicia; por otra, alertan a la comunidad, para que la tragedia no vuelva a suceder.

Son miles de vidas truncadas por las manos de profesionales que ejercen una labor social de extrema importancia y que nunca se comprometieron con la vida de los demás; entonces, no trataron a sus pacientes como les gustaría ser tratados; por eso existe la triste historia de la negligencia médica.

La negligencia médica es definida como un acto mal realizado por parte de un proveedor de asistencia sanitaria, que se desvía de los estándares aceptados en la comunidad médica y que, infelizmente causa alguna lesión o la muerte al paciente. La negligencia médica es haber realizado actos no apropiados o, por no haber tenido la diligencia requerida para un caso en particular. Es decir, negligencia es no haber cumplido con los parámetros mínimos y estándares de conducta para enfrentar el caso clínico, y no haber cumplido con las normas técnicas, propias, de la profesión médica. Constituye, junto a la impericia e imprudencia médica, una vulneración a la Lex Artis Ad Hoc (ley del arte o conjunto de reglas que permite la buena praxis en el ejercicio de la profesión). También recae la responsabilidad sobre el equipo de salud inmerso en el caso.

¿Qué está ocurriendo? Pues, hubo un tiempo en que los médicos eran personas muy íntegras, estudiosas y sobretodo responsables con sus pacientes y con su propio nombre. Evitaban las malas prácticas, porque sabían que no hay dinero que pague una vida. Además, tenían conciencia de que su juramento era el de salvar vidas y nunca renunciaron a eso. ¿Dónde se fueron los grandes doctores? ¿Por qué se fueron y dejaron a muchos irresponsables, ávidos de dinero a cargo de la salud pública?

Aquellos profesionales que no cumplen con las normas técnicas de la profesión médica porque no las conocen, sencillamente son incompetentes, pues no saben qué criterios deberían seguir. Entonces hay que enterarse de qué pasó en sus escuelas que les permitieron salir profesionales sin saber ciertos procedimientos. La educación es la base para cualquier profesión. Las facultades deberían responder por los malos profesionales que formaron. No obstante, si los profesionales conocen las normas y no las aplican, sencillamente son criminales; no hay por donde perderse.

Es necesario tener en cuenta que las personas comunes no tienen el menor interés en obtener un “premio” a costa del deterioro de su propia salud o de su vida. El reclamo existe por el daño causado por la falta que cometió el médico, que no obro en conformidad con las normas de atención para el tratamiento del paciente; o por la falta de conocimiento del médico al prestar atención al paciente. El asunto es muy serio, pues, la mala práctica médica causa daños permanentes en los pacientes que sobreviven y pierden la calidad de vida. Sin contar el trastorno y el dolor que causa a la familia cuando el paciente se queda impedido de valerse por si mismo. Tristemente, son vidas repentinamente alteradas, por manos en las que se confió a la salud.

Ningún derecho es más importante que el derecho a la vida; y es devastador perder la vida por culpa de la negligencia de una persona en quien se confió para que cure una dolencia. Por eso la importancia de que la justicia sea pronta y eficaz, para que ningún caso de mala praxis médica se quede en la impunidad. Aún sabiendo que la negligencia médica no es una actitud deliberada del profesional de salud, ella sería evitada si los médicos tuviesen la conciencia de la importancia y responsabilidad de su profesión, como lo hacían los médicos de antaño, aquellos de mi tiempo.

Ya que yo soy de un tiempo en que se tenia orgullo de ser paciente de un gran médico. Del tiempo en que los profesionales honraban su profesión; brindaban una atención con calidad y mucha calidez; no dejaban de estudiar y actualizarse; además, no permitían que sus pacientes corran riesgos innecesarios; asimismo, no se arriesgaban ellos mismos, por honor y ética profesional.

Sí, buenos tiempos aquellos. Tengo la suerte de tener aún “a mí doctor”. Quizás, eso suene a muy antiguo y delate mis años, ya que hoy la medicina, al igual que otras ciencias, se especializó bastante. Por eso, existe un médico para cada especialidad, con estudios específicos para lo que tienen que resolver. La profesión médica está consagrada a la salvaguarda de la vida, cuidado de la salud integral de la persona, la familia y la comunidad. Por suerte, aún tenemos grandes ejemplos de buenos médicos y buenos ejemplos de grandes médicos, no todo es malo o perverso; pero, infelizmente, ellos no hacen noticia.

(*) Escritora

Fuente: LA PATRIA
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