Los asesinos y los ladrones no tienen conciencia; con la inteligencia humana medianamente podríamos razonar; o por lo menos conversar. Los sátrapas de antaño; como los Nerón, Calígula, Hitler, Mussolini, Franco y en el tiempo recientes Pinochet, asombrosamente tienen sus émulos, no sabemos por qué; pero lo cierto es que en lo que se relaciona con nuestro problema marítimo, los que nos usurparon, aquellos que dicen que la victoria genera derechos y lo que es peor nos quieren hacer que los bolivianos no tendríamos ningún derecho a la cualidad marítima, y menos a aspirar a ese bien natural y por lo mismo, no tener aspiración alguna a volver a nuestras costas marítimas.
Bolivia nada robó a los chilenos, nunca se adueñó de sus costas, del Litoral, Chuquicamata, el cobre, salitre, azufre y finalmente el río Loa y las aguas del Silala, que siempre fueron bolivianos desde que nuestro país fue fundado el 6 de Agosto de 1825. Bolivia jamás cercó ni puso minas en sus fronteras y tampoco amenazó ni amenaza con utilizas sus fuerzas armadas a país vecino alguno, por muy débil o fuerte que éste sea. Para evitar cualquier gestión que nos lleve hacia la reivindicación marítima boliviana, los usurpadores invocan el cumplimiento de tratados que, ignominiosamente nos obligaron a firmar en circunstancias y momentos diferentes (siglo XVIII). Lo hacen con criterios retrógrados y belicistas que no condicen con la racionalidad, justicia y solidaridad humana entre los pueblos que, como Bolivia, optan por la paz y la concordia para vivir en sociedad.
Precisamente los criterios de pa y amistad han sido sólida base para la solución de diferentes como la del Canal de Panamá durante la presidencia de Omar Torrijos y la mediación del santo padre Juan Pablo II en el caso del canal de Beagle, al Sur del continente, precisamente entre Chile y la Argentina. Aquí y en todas partes del mundo se sabe que el pacifismo y buena voluntad son siempre convenientes a la hora de establecer y mantener la amistad entre los pueblos y los países.
E oportuno pedir disculpas a Genaro Gajardo Vera, abogado chileno que se inscribió ante Notario Público como propietario de la Luna. Este simple ejemplo de que nuestros vecinos puedan hacer lo que les venga en gana, pero no a costa del sacrificio ni el patrimonio de otros. Para desnudar a los avasalladores y usurpadores para muestra un botón. Corresponde esta referencia, porque esta opinión se ha hecho a la luz de la luna y el imperio del raciocinio.
Los acontecimientos en el último tiempo nos irrita sobre manera ante el trato cavernario y lejos de los derechos humanos, ejercido en contra de nuestros valientes y sacrificados servidores del orden de la Policía boliviana; esto nos hace razonar que en más de 100 años los ciudadanos chilenos en total desprecio por el derecho a lo ajeno y lo que es peor al Derecho Internacional se pasean como Pedro por su casa cuando les viene en gana y permanentemente conduciendo a turistas extranjeros por la lagunas Colorada, Verde la isla del Pescado, etc. Ellos las llaman las lagunas de colores porque así las proporcionan en sus guías turísticas, en paquetes venidos desde otros países; así también lo han venido haciendo para llevarse salitre, litio (sal) cobre, mármol y muchas cosas que ni los bolivianos se imaginan, por la desidia de todos los gobernantes que pasaron y esto nos parece que ya está de buen tamaño, debemos cortar por lo sano.
El anhelo generalizado es que los bolivianos y sobre todo los políticos dejemos de ser ociosos o, como se dice en la jerga política demagogos y razonemos el por qué y para qué, aceptamos a los hermanos argentinos la posibilidad de utilizar el río Paraná para una salida al Océano Atlántico por el puerto de Rosario. Lo mismo a los hermanos peruanos por la cesión y habilitación del puerto de Ilo para las operaciones bolivianas de importación y exportación en un posible puerto hecho por nosotros.
Lamentablemente, en Rosario e Ilo, las instalaciones cedidas a Bolivia más se parecen a verdaderos basurales sin ningún beneficio para nadie, sin comprender que ambas son verdaderas e inmediatas posibilidades para tener acceso al mar sin tener que soportar tanta majadería de los chilenos, como desde hace 136 años y así no pensar ni aceptar canje territorial alguno. “A canjear a su abuela c….”
La pregunta del millón: ¿Estamos capacitados y preparados para articular semejante emprendimiento?.
(*) Egresado de la “UTO”
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