El maestro es un ser social, formado en la Escuela Normal de Maestros para que preste sus servicios en el ramo de educación.
Conoce la filosofía educativa del país, con una cultura general y tiene una formación técnico profesional.
Conoce los problemas de la sociedad plurinacional y multiétnica, escenario donde desarrolla su profesión.
El maestro, jamás ha sido un apóstol social, menos aún demiurgo, pese a ello, le cubren de zalemas u oropeles para dominar su voluntad. Consciente de ello, en silenciosa labor prosigue su magisterio.
Innovación permanente ante las contingencias que la profesión le depara, mediante el manejo de la razón y la comprensión busca las pistas para calificar su magisterio. Ponderando cuando emite su opinión sobre nuestra historia y geografía, lejos de los mitos y leyendas, de tierras fértiles y brillantes personajes que escribieron las páginas gloriosas o nefastas de nuestra vida nacional.
Inquisidor, que va en busca de la verdad relativa, estudia las causas de nuestra situación actual, y mediante la teoría se atreve a ensayar posibles respuestas, en la comprensión de que existen múltiples factores que escapan a la mirada de una persona.
El buen maestro es sobre todo conocimiento, pero no se lauda de ser el centro del universo ni de la escuela. Su tarea es colocar ladrillo a ladrillo las bases del saber, la moral y crecimiento somático, para proyectarlos hacia el mañana, consecuencia del trabajo tesonero y esfuerzo denodado.
Partea la mente del estudiante en la construcción del conocimiento con los elementos básicos de la matemática, del lenguaje, de las ciencias sociales y las ciencias naturales; desarrolla las virtudes como la ternura, la tolerancia, la humanidad, la amistad, el respeto al otro.
La escuela es el crisol donde funda la razón con la experiencia, la fortaleza en la diversidad, la práctica con la teoría.
Conoce los problemas de la educación nacional, entre otros, la cobertura y deserción escolar, el rendimiento en el proceso del aprendizaje, el currículo, la metodología de la enseñanza, la formación docente, las crisis casi constantes del sistema de educación nacional.
Está consciente que la solución de la problemática educativa del país, es tarea de todos, pero no por eso deja de actuar en el campo que le corresponde, para calificar y mejorar los rendimientos escolares.
Frente a esa realidad, el maestro de aula, trabaja en forma silenciosa, estudia, reflexiona en la búsqueda de respuestas que hagan más claras su misión docente y sus actos en su trabajo se llenen de significados.
Abre surcos, señales, pistas, por donde habrá de discurrir la mente del estudiante en la construcción del conocimiento.
Escuela y maestro conviven con los problemas sociales de la marginalidad, de la violencia, del alcoholismo, la drogadicción, la desocupación, el analfabetismo, la biodiversidad.
Importante ante los desfiles, guaripolas, carros alegóricos, rutinas e inercias para no son acciones pedagógicas, pero forman parte de la tradición escolar.
Es un luchador social con las armas de la razón y del conocimiento. Vertical sin concesiones, oragniza, explica, dirige el pensamiento de los alumnos y los conduce por los caminos de la ciencia.
Una llama interior brilla en su espíritu: el ansia de compartir conocimientos, experiencias e ideales con los compañeros de ruta que añoran alcanzar la cultura.
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