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Jueves 15 de septiembre de 2011

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Ecológico Kiswara

Editorial

Los transgénicos frente a los alimentos orgánicos

15 sep 2011

Fuente: LA PATRIA

Mientras en el mundo continúa aumentando la superficie de cultivos de los alimentos denominados como genéticamente modificados o transgénicos, surge una fuerte corriente por el consumo de alimentos orgánicos.

La producción de transgénicos tiene una gran aceptación entre los agricultores atraídos por los altos rendimientos y beneficios económicos que obtienen a costa de una cada vez mayor cantidad de hambrientos en el planeta.

La siembra de los alimentos genéticamente modificados tiene su origen en el año 1996 y en 2010, se cumplieron 15 años que se comercializan. En Bolivia también se producen estos alimentos especialmente soya en Santa Cruz y se sospecha que también maíz.

De acuerdo cifras proporcionadas por organizaciones no gubernamentales que se oponen al cultivo de transgénicos, se estima que el año pasado, se cultivaron 148 millones de hectáreas lo que representa un 10 por ciento de las 1.500 millones de hectáreas de cultivos en el mundo.

Se calcula que el mercado de las semillas biotecnológicas alcanzó un valor de 11.200 millones de dólares en 2010.

Los líderes de la producción de transgénicos en América Latina, son Argentina y Brasil y la soya constituye el principal cultivo seguido del maíz y el algodón.

Mientras los cultivos de estos alimentos continúan creciendo también se levantan voces especialmente desde Europa que abogan por volver a la producción natural, sin químicos.

Esta corriente debería beneficiar a nuestro país que produce alimentos con abono natural, los que podrían ser vendidos con relativa facilidad en los mercados de la Unión Europea.

Sin embargo, el gobierno aprobó recientemente una ley que permite el ingreso y cultivo de estos alimentos en franca contradicción de la propia Constitución Política del Estado que prohíbe el ingreso de semillas y de productos genéticamente modificados.

La siembra de transgénicos amarra al agricultor a las grandes transnacionales que tienen la patente de las semillas por lo que cada periodo de siembra debe necesariamente adquirir las semillas de estas compañías.

Los alimentos orgánicos no requieren de estas semillas ya que son los mismos productos que dotan de las mismas garantizando la próxima cosecha.

Finalmente, está aún en debate los efectos colaterales que los transgénicos tendrán en el organismo humano lo que no sucede con los alimentos orgánicos cuyos beneficios son evidentes.

Fuente: LA PATRIA
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