Miercoles 14 de septiembre de 2011
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Editorial y opiniones
Incumplimientos del régimen ocasionan problemas sociales
14 sep 2011
Por: Armando Mariaca V.
Es una verdad comprobada en todo el mundo que la debilidad o incapacidad para el diálogo y la concertación, determinan que los conflictos se agraven y adquieran mayores proporciones y contundencia. Esto es lo que pasa en el país. Las autoridades que gobiernan el Estado, en su afán de no administrar ni hacer gestión ni corregir sus yerros, buscan sólo imponer disposiciones que, más temprano que tarde, resultan contraproducentes.
Se dice que vivimos tiempos de cambio; pero, quienes deben proceder a los cambios no entienden que deben cambiar conductas y modos de conducir al pueblo porque las circunstancias y formas de hacerlo difieren con las tácticas empleadas para manejar o dirigir un sindicato, una fábrica o una organización económica o social cualquiera. El manejo del Estado requiere de mucha capacidad para el diálogo y la concertación. Precisa entender que los gobernados no siempre se colocan en situación de las autoridades que creen que, por ser tales, pueden disponer discrecionalmente del poder.
Un aspecto que no se cumple es que los mismos regímenes siembran; cosechan los frutos de sus propias debilidades porque prometen determinados hechos que, llegado el momento de las comprobaciones, no han sido tomados en cuenta y su cumplimiento está diferido “para las calendas griegas”. El hecho adquiere contundencia ante los mandantes, por ejemplo, de un sindicato que creía en la palabra empeñada. En la mayoría de los casos, todo compromiso se hace bajo el principio de que “habrá una segunda oportunidad” y las soluciones se difieren para entonces; pero, las consecuencias del primer incumplimiento están presentes al iniciarse la segunda fase del conflicto. Esto, por principio, molesta a quienes han confiado en la autoridad.