Urge ingresar a la economía del conocimiento

Pensar en tener un gran futuro con las reservas de la minería, el petróleo, agua o alimentos, es vivir todavía en la vieja lógica de tener todo y no saber aprovechar nuestros recursos naturales no renovables, productos que no servirán de nada si no tomamos en cuenta que la economía mundial está basada en los productos del conocimiento.

Este desarrollo de la economía del conocimiento a la que se insertan los países más progresistas y altamente desarrollados, con niveles de vida crecidamente favorables para su población, por supuesto se da a través del desarrollo de la ciencia y tecnología, responsabilidad que ahora tiene nuestra Universidad Técnica de Oruro (UTO) tras la posesión de sus nuevas autoridades.

Medinacelli en sus anteriores gestiones se mostró partidario de alcanzar el desarrollo tecnológico de la UTO impulsando importantes cambios en el sistema enseñanza aprendizaje, a partir de la modernización de los métodos y los instrumentos de formación de los más de 20.000 estudiantes que tiene la universidad en todas sus carreras y los más de 700 docentes que están obligados a actualizarse y capacitarse para mantener la titularidad de la cátedra universitaria.

Con esta nueva lógica, el flamante rector comprometió aplicar un modelo actual para desarrollar la ciencia y tecnología, que dicho sea de paso, resultará importante e imprescindible para nuestra región si estamos decididos a implementar y ejecutar la construcción del primer parque tecnológico de Bolivia, como un esfuerzo, proyecto y desafío que la UTO debe encarar en los próximos años.

De esta forma, desde Oruro podremos ingresar al umbral del siglo XXI y quizá llegar a asimilar las enseñanzas de otras naciones que viven con la nueva lógica de la economía mundial basada en los productos del conocimiento, por lo que debemos pensar muy responsable y seriamente en producir software de exportación, lo que permitirá generar fuentes de empleo, pero además -lo más importante- generar conocimiento para vender afuera y conseguir resultados económicamente favorables para el desarrollo y aprovechamiento real de nuestras materias primas, para no continuar exportando los minerales, petróleo y otros productos como simple materia prima.

Nuestra obligación entonces nos impone un desafío para asumir tamaña responsabilidad a fin de evitar que continúen siendo otros países, altamente industrializados y desarrollados, los que conviertan nuestra materia prima en productos que luego llegan a nuestros mercados con el valor agregado que significa desarrollar y aplicar el conocimiento en la economía.

No insertarnos en la economía global del conocimiento es quedarnos a la zaga y esperar otro siglo para poder pensar en los beneficios que no recibimos por no estar adecuadamente capacitados, carecer de una formación integral y pensar que uno puede llegar incluso a dirigir un país, sin haber recibido una formación superior ni tener la capacitación necesaria para actuar sólo por intuición y administrar la pobreza y miseria que se tiene en nuestro país, lejos de generar bienestar y fuentes de empleo para todos los bolivianos.

Este reto será histórico para nuestra Casa de Estudios Superiores, que como siempre, debe ser pionera en el desarrollo de las actividades destinadas al crecimiento tecnológico y la diversificación productiva para alcanzar niveles destacables en la economía del conocimiento, que ya beneficia a quienes son visionarios y asimilan con real presencia y participación la nueva lógica de escalar en la economía del conocimiento. Ojalá esto sea factible a corto plazo.

(*) Periodista