Los resultados del juicio de los hechos de Octubre de 2003 representan, en el perdón de las dudas y de la condena, nada más que un acto simbólico criminal, el hecho de la “vendetta” contra un sistema de dominación que nació mucho antes de 1492. Había que encontrar culpables, aunque no sean los mayores, ni siquiera los únicos de una tragedia que se introduce en nuestras psiquis, y en el escenario/encuentro del opresor, en una repetición frecuente de la lucha del pasado, cuerda o maldita.
El proceso de octubre del 2003 tuvo dos grupos de actores: donde ninguno tuvo las cosas a priori, al margen de la propaganda mediática, el perdón embebido de dulce de la verdad a secas, y así pasó:
• El moribundo, pero todavía fuerte Estado neoliberal, en el discurso, porque en los hechos no significaba más que cifras endebles. Había sido defenestrado, el Estado, y maldito, por una clase media acomodaticia e incapaz de entender su rol.
• Los “movimientos sociales” pérfidos que abrieron el camino para su propia podredumbre.
Y se concentraron los demonios de Octubre en situaciones que llaman al enfrentamiento no siempre noble, pero notable:
• En “Octubre negro” se desataron las hordas nacidas en la “Guerra del Agua”, la que después desembocó en amnistía forzada, la del MAS, el que se cree depositario de un “proceso de cambio”. Ese poder por qué no modificó, después de seis años, ¿la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas?
• La Guerra del Agua” del 2002. Unos tenían fusiles, anacrónicos pero efectivos en la confrontación. Decir que Evo y sus muchachos estaban desarmados es una invitación al “lucro” de la política. Los bandos estaban confrontados, en condiciones distintas, pero con soluciones de fuerza. Se despejó El Alto con palos, piedras y, fundamentalmente, dinamita. El hecho insurreccional estaba listo, pero los dirigentes estaban lejos, los que llamaban a la muerte definirían el destino posterior.
• La clase media se aplazó, creyó en su propia incertidumbre, facilitando el camino a sus auténticos verdugos, con amnistía forzada a los que quisieron matar a los niños de La Paz. Fue la detonante de lo que vino después con lujo de figuras y hechos, para su propia tragedia. Ahora le quieren quitar hasta su territorio en la zona Sur.
Si el MAS se cree depositario y ejecutor de un proceso de cambio, ¿por qué en seis años de gobierno totalitario no cambió la “Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas”? Las reflexiones críticas obligan a afirmar: “Los soldados deben obedecer, o sea disparar o morir, si no se encuentra uno adentro, en la Guerra del Chaco que la ganamos y, a la vez, perdimos”.
Si los que en las batallas inventadas por abogados convenencieros, los movimientos sociales no estaban dotados de mejores condiciones técnicas es culpa de los que provocaron el enfrentamiento: Evo y sus muchachos. En términos revolucionarios se dice que los “mandaron al cadalso, sin armas suficientes y con el vicio de la gallardía”. El desarrollo “per se” tiene un costo humano terrible y “Nada con Chile” no es más que un pretexto. Los hechos lo dicen. Los bloqueadores de Octubre, quisieron sacrificar a La Paz. Sin alimentos y sin insumos de producción, le obligaron a una decisión que le costará caro, pero al final, saldrá libre, aunque cueste sangre.
¿Y los demonios armados de dinamitas, palos y piedras, deben quedar inmunes al fallo judicial? No.
(*) Politólogo
Fuente: LA PATRIA
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.