La falta de planes concretos para encarar el saneamiento básico de las zonas periurbanas de la ciudad es un problema que debería ser prioritariamente considerado por las autoridades locales, considerando que se trata del factor más importante para garantizar la salud de la población.
A este elemento importante por supuesto que deben añadirse los servicios imprescindibles de agua potable y los complementarios de energía eléctrica domiciliaria y de alumbrado público.
De acuerdo al criterio profesional de los encargados de observar el crecimiento de la denominada “mancha urbana” es imperioso que se cumplan algunos requisitos para la aprobación de planos y la vigencia de urbanizaciones, empero y de manera increíble es más rápido el crecimiento urbano que la predisposición técnica de “sanear los asentamientos urbanos” a lo largo y ancho de la ciudad, debido principalmente a factores burocráticos en la administración de algunas dependencias municipales, pero sobre todo a la falta de criterio “social y servicio comunitario” para favorecer a miles de familias que forman más y más barrios sin que las autoridades faciliten a los mismos la dotación de los servicios elementales, alcantarillado, agua, luz y vías de acceso mínimamente transitables.
La población crece de manera impresionante, la necesidad de áreas de asentamiento es una sentida necesidad para una población que desea tener la vivienda propia y mejorar sus condiciones de vida. Parte de este ciclo se cumple inexorablemente, el asentamiento humano y la pugna por la construcción de viviendas, en muchos casos con ribetes de violencia en la alternativa de lograr ubicación para el emprendimiento familiar.
Mientras tanto en las instancias pertinentes, allí donde deben solucionarse los planes de asentamientos se dificultan las gestiones, las mismas se hacen muy engorrosas y se producen las irregularidades con un crecimiento desordenado de la ciudad que causa más problemas que beneficios a la comunidad.
Los técnicos municipales deberían trabajar con urgencia en el saneamiento de terrenos y urbanizaciones, no siempre con el criterio de tumbar casas, sino más bien de sanear los barrios que aparecen como hongos y que necesitan ayuda para convertirse en parte del crecimiento armónico de la ciudad.
A más urbanizaciones, mayores responsabilidades del Municipio para cubrir los requerimientos de saneamiento básico, pero al mismo tiempo a mayor instalación de servicios, mejores posibilidades de recaudar impuestos, justamente para cubrir los gastos que significa proporcionar comodidad y seguridad a los vecinos.
Hay urgencia de encarar una planificación dinámica de la ciudad en base a la apreciación de los técnicos urbanistas, que deberían estar anticipando sus planes para estructurar la ciudad de avanzada, perfilando paralelamente el crecimiento o extensión de servicios allí donde sean necesarios y al mismo tiempo determinando “zonas negras” donde no puede haber urbanizaciones.
Todo es cuestión de planificación anticipada, sin que esto quiera decir que se mantengan indefinidamente los burocráticos trámites de regularización de planos, aprobación de urbanizaciones y urgente dotación de alcantarillado, agua y luz. Es lo más importante, luego debe pensarse en el maquillaje de la ciudad.
Fuente: LA PATRIA
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