Si hay planes educativos de alto valor social para mejorar las condiciones de vida de la población, por supuesto que son aquellos que comienzan en la erradicación del analfabetismo y permiten la incorporación de contingentes especiales de ciudadanos, hombres y mujeres al beneficio de la lectura y la escritura y el proceso de aprendizaje continuo.
De acuerdo a los informes estadísticos del país y el cumplimiento de los planes de alfabetización y, lo más importante, los de post alfabetización se entiende que desde el 2008, cuando la Unesco declaró a Bolivia como el tercer país libre de analfabetismo, luego de Cuba y Venezuela, ha disminuido ostensiblemente ese grado de eficiencia en el trabajo de alfabetizar más gente y por lo menos mantener el índice de 3,7% de población analfabeta, números que han subido y actualmente registran más de 5% de ciudadanos sin conocimientos básicos de lectura y escritura.
Los investigadores del ramo educativo aducen que el problema se debe a la carencia de incentivos para sostener equipos de instructores que sigan con su labor permanentemente y además que se especialicen en el seguimiento que de manera individual requieren los alfabetizados, tanto en el área rural y en las ciudades donde hay centenares de personas que pueden pasar a la condición de “alfabetos en desuso”, sólo por falta de práctica y continuidad de planes de mejoramiento individual y colectivo.
Se menciona que actualmente desde el Ministerio de Educación se lanzarán algunas disposiciones que permitirán encarar los planes de alfabetización con mayor responsabilidad y continuismo, que por lo visto es la parte vital para que la gente que se quita la venda de la ignorancia, al aprender a leer y escribir, pueda seguir aprendiendo y mejorando su condición de “alfabeto en uso” que es la condición inmediata de mejorar constantemente su nivel educativo.
Por lo que se sabe, desde la cartera de educación se establecerán condiciones muy interesantes para que los mismos maestros del país puedan acceder con ciertas ventajas a las políticas de reconocimientos y motivaciones para que además de su labor estrictamente docente se hagan cargo de alfabetizar nueva gente y motivar con otra los planes de postalfabetización que también tendrán los incentivos necesarios para cubrir las necesidades económicas de quienes se adhieran a los planes de alfabetización nacional.
Concretamente se menciona que los docentes podrán beneficiarse con la reducción de años para el ascenso de categoría de manera general, mientras que para los maestros rurales se abrirá la posibilidad de que puedan recibir además de su salario regular, el que corresponda a la tarea de alfabetizador, pero además y en nivel general se abren perspectivas para maestros que deseen encargarse de alfabetizar, efectuar seguimiento de postalfabetización, pero también de desarrollar las tareas de “educadores familiares comunitarios”, ésta última fase sumamente importante para la continuidad y avance de mayores conocimientos para la gente alfabetizada.
Hay planes especiales para mejorar las condiciones de preparación de las personas deseosas de avanzar significativamente en su capacitación, de manera especial los adultos que podrán certificar su condición de avance por grados y que puedan inscribirse paulatinamente en los cursos de la educación regular, de primaria e inclusive secundaria. Pueden ser los grandes incentivos que faltaban para continuar como un país con mínimo índice de analfabetos.
Fuente: LA PATRIA
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