1) El venerable Matt Talbot es un laico irlandés que se encuentra en proceso de beatificación, y podría llegar a ser el patrón de los adictos recuperados.
El sexto de doce hermanos, había nacido en 1856 en Dublín, y apenas tenía 12 años, y sin concluir los estudios comienza a trabajar en una fábrica de cerveza, ambiente cargado de alcohol que le induce a seguir muy pronto el mal ejemplo de los otros obreros de “vaciar las botellas de cerveza”.
Tratando de enderezar la situación, su padre lo lleva a trabajar al puerto bajo su vigilancia, “pero la situación de Matt se agrava, pues adquiere la costumbre de blasfemar y de emplear el lenguaje procaz de los estibadores; para colmo, sus nuevos compañeros de trabajo lo inician en el whisky”, se rebela ante la autoridad de sus padres y cae en el vicio. Trabajando como albañil todas las noches acude a las tabernas, queda tan atrapado en el alcoholismo, que incluso llega a robar para satisfacer su adicción.
A los 28 años, un sábado sin dinero, esperaba que alguno de sus “amigos” le invitara un trago, pero ninguno lo hizo, así regresó temprano a casa, y con ese “golpe de gracia” comenzó su restauración, muy probablemente por las oraciones de su madre. Hace un voto de abstinencia por tres meses, luego por seis, y hasta el final de su vida. Posteriormente, ya controlado su alcoholismo se hace Pionero de Abstinencia Total. Murió a los 70 años después de una vida de penitencias y sacrificios voluntarios. A raíz de su muerte se manifestó la santidad oculta de este hombre sencillo que había comprendido la Palabra del Señor: … “el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan” (Mateo 11, 12).
2) Hace algunos años, todas las grandes cadenas de televisión mundial han presentado y repetido por su éxito la serie “Corrupción en Miami”, con la atractiva presencia de un policía joven moreno, angulado, sonriente y conquistador, que por su actuación mereció un Emy, máximo premio mundial televisivo, se llama Don Johnson. Bajo este jardín perfumado se situaba una tierra putrefacta: Don Johnson estaba minado y humillado por el alcohol, era víctima de la dependencia de la droga, años ha que sonreía ante las cámaras mientras una mueca sardónica respondía a su rostro agraciado y aparentemente feliz. El romántico y encantador policía de “Corrupción en Miami” que luchaba contra la droga como actor, en la vida real estaba preso en sus redes.
Es sincero, y entra a un centro de rehabilitación, y Cristo, como a todos, lo esperaba en cada esquina de su vida amarga, lo sedujo: “Los que hemos hallado a Cristo con sinceridad debemos enseñar a otros también a hallarlo. Porque existe harta gente que cree que la fe religiosa es como la muleta que utilizan los débiles de espíritu”.
Su esposa, mujer fuerte y comprensiva, le da el espaldarazo para su rehabilitación, permaneciendo a su lado y animándole a la confianza de su curación. Sus hijos le han hecho derramar amargas lágrimas porque Don comprendió que los puede sumir, con su conducta, en un abismo de psicología rota.
Y fue la bebida la que le acercó a Cristo como a último remedio. Lo mejor es que comprendió que es posible una completa restauración, ya que Cristo no promete su curación inútilmente.
3) Juan García, un madrileño de 39 años, había estado sumergido en el mundo de las drogas viviendo una vida de desenfreno hasta que tuvo un encuentro personal con Jesucristo después de mucha oración, ayuno y adoración al Santísimo Sacramento, en la Comunidad Cenáculo. Tuvo una difícil infancia: “recuerdo todavía cuando llegaba a casa con la libreta escolar, ya sabiendo que mi padre se enojaría porque yo era un desastre. Siempre le tuve tanto miedo que nunca me abrí al diálogo, nunca le pedí ayuda, y así viví toda mi infancia en un silencio grande y triste”. Otro de sus hermanos, que había transitado el duro camino de las adicciones, ingresa a la Comunidad Cenáculo, y desde allí le tiende la mano, que logra asirla después de varios intentos y resistencias de Juan.
La Comunidad Cenáculo fue iniciada por Sor Elvira Petrozzi, en Italia en 1983 “como respuesta de la ternura de Dios Padre, al grito de desesperación de muchos jóvenes cansados, desilusionados, desesperados, adictos a las drogas y personas en general, que buscaban la alegría y el sentido verdadero de la vida”.
Juan a su vez, consiguió la sanación de otro de sus hermanos, y ahora acaba de iniciar la primera casa de la Comunidad Cenáculo en España, una fraternidad de 12 chicos ubicada en una parroquia cerca de Barcelona.
Los milagros existen y están al alcance de la mano. Sólo Dios puede curar toda adicción, de una vez y para siempre.
(*) Director Nacional Pioneros de Abstinencia Total
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