Repetidas veces nos hemos referido al tema del carro bombero para la ciudad de Oruro, haciendo historia y recordando que fue la primera ciudad del país que tuvo su carro “apaga incendios” y que fue donado por la Colonia Yugoeslava y que ahora debe convertirse en reliquia de exposición por su significativo valor en el progreso de Oruro.
Después vinieron otros carros bomberos, por supuesto no son muchos los que se registran en los inventarios del organismo policial, al punto que el anterior al actual, todavía en uso vergonzoso, pudo haber sido habilitado con la compra de algunos repuestos pero lamentablemente no se dio importancia a esa reparación y ese magnífico carro bombero se ha deteriorado con el tiempo hasta convertirse poco menos que en chatarra.
Aportes de la ciudadanía, rifas y donaciones permitieron adquirir otro carro para apagar incendios, pero su limitada capacidad de abastecimiento de agua no le permite atacar “grandes fuegos” por lo que requiere de permanente suministro de liquido, labor que policías y vecinos cumplen inclusive con balde en mano, lo que resulta gracioso, pero sobre todo dramático, dada la necesidad de tener un moderno “apaga incendios”.
Por lo que se sabe, exceptuando uno o dos casos, la ciudad de Oruro es la que tiene el servicio más deficiente de bomberos y no por falta de personal, sino por la carencia de equipo especialmente el carro bomba, por tanto es necesario que se solucione esta deficiencia acudiendo a los recursos de la Gobernación.
Un excelente dato surgió hace algunos días señalando la existencia de más de dos millones de bolivianos, como saldo de la asignación presupuestaria de gestión, para el “programa de seguridad ciudadana” lo que significa que ese monto está plenamente disponible y debe ser bien utilizado en beneficio de la comunidad. La compra con esos recursos de un moderno carro bombero justificaría el gasto y sin ninguna observación.
En el momento actual si existe una prioridad para equipar un servicio de seguridad ciudadana es justamente dotarle de un carro bombero adecuado a las crecientes necesidades de nuestra población, en la que recientemente se han producido siniestros, a Dios gracias sin mayores consecuencias, que han descubierto las terribles debilidades de nuestro “cuerpo de bomberos” que tiene personal voluntarioso, valiente, bien preparado, pero que no cuenta con elementales equipos para apagar incendios y lo hace con un carro deficiente y obsoleto que bien merece ser reemplazado cuanto antes.
Con seguridad que hay que cumplir una serie de requisitos, los más de orden burocrático, pero exigibles en materia legal de manera que se haga una compra ajustada a las disposiciones vigentes, que se trate de un buen vehículo y con las garantías necesarias de servicio, pero con la premura del caso, porque las circunstancias así lo exigen.
Las autoridades de la Gobernación y particularmente los asambleístas tienen la misión de precautelar que los fondos detectados para la inversión en un carro bombero sean debidamente custodiados, de manera que no corran la suerte de una “devolución obligada”, porque tramitar su reasignación será toda una historia.
Fuente: LA PATRIA
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