Jueves 01 de septiembre de 2011
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Editorial y opiniones
¿Es o no es verdad?
Sobreprecios
01 sep 2011
Por: José Gramunt de Moragas, S.J.
Nadie podrá negar que el conflicto suscitado sobre la construcción de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos es –todavía– extremadamente peliagudo. La sorpresiva llegada del ex presidente brasileño, hábil negociador, tiene el objetivo de consolidar el negocio de una carretera de mar a mar. En el momento de cerrar este comentario, quedan muchos cabos por atar.
El Sr. Presidente había declarado al inicio del conflicto que “la carretera se construirá pese a quien pese”. Y más tarde agregó que el pliego de los marchistas era “inatendible”. Por su parte, la marcha de los pueblos de tierras bajas seguía soportando el hambre, la sed, el cansancio y las dudas sobre los resultados de su esforzada caminata. El sistema informativo oficial trató de deslegitimar a los jefes de la marcha, acusándolos de vendidos al capitalismo, serviles a Usaid, y a las ONGs transnacionales. Incluso un medio de comunicación gubernamental recurrió al golpe bajo de acusar a un dirigente de beodo.
Los llamados al diálogo, entre ellos los del cardenal Julio Terrazas, no fueron escuchados por ninguna de las partes contendientes. La tensión llegó a su límite cuando en la madrugada del domingo la televisión oficial dio la noticia de que el Gobierno estaba dispuesto a escoger otro itinerario alternativo, “por la izquierda, por la derecha o por el centro” o “haciendo puentes, por encima de los árboles”. ¿Y por qué no subterráneos o subacuáticos? ¿Los machistas le habían doblado el brazo al Gobierno, o el Gobierno los había vencido por la inasistencia médica y el agotamiento, o hay gato encerrado que, desconocemos? Estas y otras preguntas se hace la gente deseosa de que la controversia acabe en paz y justicia. Sin embargo, la dificultad para confiar en un arreglo razonable está en que la información oficial no es siempre creíble.