Esta es la forma como se viene apodando al jeque Hamad bin Khalifa Al Thani, quien desde hace más de 16 años tiene el poder absoluto en su natal Qatar y quien se ha convertido en el líder mahometano más influyente sobre el nuevo gobierno nacional transitorio de Libia.
Dentro del mundo árabe, Qatar es el tercer país más chico y Libia el tercero más grande. Estas dos naciones, que quedan en distintos continentes y sobre distintos mares, ahora se encuentran entrelazadas.
Hamad, el sétimo emir de Qatar, se ha jugado en Libia lo que puede ser la mayor apuesta que haya tenido nunca antes su mini-país. En marzo Qatar se convirtió en el primer país árabe en reconocer al Consejo Nacional Transitorio de Bengazi y luego en enviarle aviones. Llegaron a ser el único surtidor de petróleo cuando estuvieron sin combustibles.
Además de haberles dado millones les han ofrecido la mayor red de propaganda en árabe (ya desde su canal Al Yazeera, como de las emisoras que les han colaborado para que creen). Hoy Qatar paga directamente sus sueldos a muchos soldados rebeldes y a los suyos propios que han jugado un rol importante en desplomar a Gadafi.
Obama mismo ha reconocido el gran rol de Qatar en crear un puente entre la OTAN y el mundo árabe. Mientras la Organización de Estados Africanos ha tendido a avalar a Gadafi, la Liga Árabe ha buscado coordinar su salida. Su última reunión de cancilleres, centradas en la crisis libia, se dio en Qatar.
Hamad no hace ello por amor a la democracia o a Libia.
Su familia, los Al Thani, son los dueños absolutos de la pequeña península de Qatar desde 1824 habiendo aceptado ser vasallos de los otomanos y los británicos.
Allí, si bien hay un edificio para un Parlamento, nunca ha sido electo uno de éstos.
Hamad llegó a ser el autócrata real tras deponer militarmente a su padre Khalifa en junio de 1995, quien, a su vez, llegó a ser el emir que más duró en su puesto tras haber derrocado a su primo Ahmad en 1972.
Despotismo y golpismo son la forma en la cual se llega al poder en este país cuyas únicas elecciones que permite son locales, y donde partidos y sindicatos están vetados.
Qatar se encuentra sobre una reserva que tiene la sétima parte del gas del planeta, pero que debe compartir con Irán, aunque el único país con quien tiene frontera terrestre es con Arabia Saudita. Qatar busca mantener buenas relaciones con ambos y tiene una base militar de EE.UU. que le protege.
Si Qatar se sigue transformando en el principal aliado árabe de la "nueva Libia", Hamad espera valerse de ello para conseguir buenas contratos y relaciones que le permitan tener acciones petroleras en el Mediterráneo y acrecentar su voz dentro del mundo árabe, donde aparecen ya como negociadores de paz en Líbano, Sudán y Yemen y como propietarios de su principal canal noticiero (Al Yazeera).
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