Cuando surgen las responsabilidades cívicas y se hace necesaria la decisión personal y a través de esa actitud la definición institucional en defensa de los caros anhelos regionales es cuando de veras se conoce a los orureños que se entregan sin retaceos a la causa superior de exigir atención a los problemas existentes, sin anteponer de manera interesada y oportunista los valores de sectarios intereses.
La unidad de otras regiones del país nos muestra con claros ejemplos que la unidad de ciudadanos e instituciones pueden alcanzar los más difíciles objetivos, haciendo presión conjunta y empujando el carro en un solo sentido.
Aquí vale la pena hablar justamente de empujar el carro y establecer por una simple analogía que miles de “carros” del servicio público son empujados por otros tantos ciudadanos que hacen posible la rentabilidad de ese negocio que se denomina el transporte público, en todas sus ramas y niveles.
No hay que olvidar tampoco que la gran parte de la población deja la mayor parte de sus ingresos en los puestos de venta de los comerciantes en los centros de abasto, en almacenes, en galerías de contrabando, en tiendas de barrio y hasta en puestos callejeros, por tanto son los miles de orureños que sostienen a los centenares de comerciantes, también orureños.
Son los trabajadores mineros que horadan las entrañas de la tierra orureña y se nutren de buenas utilidades, asalariados o cooperativizados, igualmente sacan beneficios con la riqueza que pertenece a todo el pueblo, pero que proporciona mejores utilidades a los que explotan nuestros recursos.
Son muchos miles de orureños que desde diferentes actividades alcanzan lo suficiente para vivir y mantenerse en el distrito, pese a las vicisitudes de los malos tiempos, precisamente esos que deberían motivar la unidad de todo el pueblo para conjurar los problemas, para exigir juntos el cumplimiento de nuestros derechos y la atención a los problemas que confrontamos que alteran y afectan nuestra territorialidad, a la vista y paciencia de los políticos que sólo muestran su afecto con la tierra cuando se trata de desfiles o cuando hay que mostrar lealtad ante el amo que los maneja y los controla.
Este problema de la unidad de los orureños es realmente el más delicado y el más vulnerable, gracias a los “malos orureños”, a los que están a la pesca de oportunidades para hablar de la región pero sin hacer aportes significativos, para criticar sin dar ejemplo de servicio y sacrificio, para mostrar la cara del oportunismo sectario, poniendo en riesgo los intereses del departamento, de su gente y de su desarrollo.
Frente a la posición de dirigentes claramente identificados con corrientes políticas y sectarias es importante que la entidad supracívica a través de su directorio denuncie abiertamente a quienes pretenden romper la hegemonía que deben tener las movilizaciones regionales, no sólo en la presente oportunidad en que se defiende la integridad territorial departamental, sino en las próximas e inmediatas acciones que deben asumirse para cambiar el denigrante cuadro de dependencia en que todavía nos debatimos, gracias a la acción de los divisionistas regionales, de los orureños oportunistas.
Oruro debe unirse en defensa de sus caros anhelos, por encima de los mezquinos intereses sectoriales.
Fuente: LA PATRIA
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