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Domingo 28 de agosto de 2011

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Revista Dominical

Jorge Calvimontes y Calvimontes cautivo por la poesía

28 ago 2011

Por: Marlene Durán Zuleta

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Poeta, Escritor y Periodista, Jorge Calvimontes y Calvimontes afincado en México, bordeando las cuatro décadas, después de pasar una cadena de vicisitudes ha logrado vencer barreras y situarse en un lugar privilegiado como Maestro en Estudios Latinoamericanos por la UNAM. y en Comunicación y Periodismo por la Universidad Carolina de Praga, también es responsable para la creación de la carrera de Comunicación Social de la UTO. (1984). Profesor del Centro de Estudios de la Comunicación de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México desde 1972. Es uno de los fundadores del Solsticio de Invierno (1984), que junto al ex Rector Ing. Guillermo Rosso, Alberto Guerra y Mario Molina dieron inicio a un largo programa cultural en los meses de junio y que se extendió hasta julio del mismo en la Universidad Técnica de Oruro. Cada año se repiten estas jornadas de saberes.

Doctorante del Postgrado en Estudios Latinoamericanos con una Investigación en torno a la crisis, la cohesión y la resistencia en Bolivia, es posible que cuando lea estas líneas, haya rendido la prueba de sus estudios, para aumentar en su haber otro título, consagrándose definitivamente en base a su sacrificio.

En su haber, ha acumulado libros de pensamientos literarios y ensayos que pasan por todas las exigencias en cuanto al lenguaje y escritura se refiere, como: Esas tus manos Che, Carbonero del Silencio (obra sobre la que, modestamente, haré conocer mi pensamiento), Memorias del Viento y Dilemas del Siglo XX, La Jodienda y sus misterios, Un relámpago de siglos, El Reportaje, La Voz del Pueblo, Neruda, A cien años de su vida; Duna Poética, Reloj de Arena-Libro Colectivo en 14 volúmenes entre otros.

Se hizo acreedor a distinciones Nacionales, de Juegos Florales, el Gran Premio Nacional de Poesías como La Mazorca de Oruro, el Certamen Canto al Valle, Unión Nacional de Poetas, Cochabamba, Bolivia. Nos recuerda su larga y límpida trayectoria. En su integridad por la palabra, reconoce la visión del hombre bueno, diferencia el pensamiento del humano sin valores éticos.

Su última producción “Testigo de cargo” impreso el 2010 en México, renueva a su tiempo, su filosofía, sus diálogos, su voz sobre los movimientos sociales en América, puntualiza, que se debe reflexionar sobre “una estrategia para ordenar la Realidad, en este caso, para “reordenarla” o lo que es lo mismo, para suplantarla”. (1)

Mario Magallán, escritor mexicano dice: “La idea de Cargo de Calvimontes, no solo es el que testifica, tampoco es la figura de litigio judicial, sino el sujeto que encontrándose en situación de víctima, directa o indirectamente, ha sido objeto de vejaciones, sino que además, se encuentra habilitado por su experiencia y conocimiento del legado histórico-social y de conciencia ética y responsable, para contravenir las formas de dominación excluyente”.

En el marco del Primer Congreso Nacional de Poetas de Bolivia 1967, denuncia con su poema “La Fogata de San Juan”, un manifiesto social, escrito por la masacre de mineros en Llallagua Siglo XX.

“Carbonero del Silencio”, impreso en el país azteca, es un deleite de poemas, porque su lenguaje es claro, preciso, sencillo y rico en remembranzas.

Jorge Calvimontes, orureño de nacimiento, revolucionario académico y absoluto en su honor y en su misión perdurable, de edificar un mensaje, es uno de los poetas consagrados no sólo en nuestro país, también en México su segunda Patria. Escribe seguro, se enciende, trasnocha los sueños e hila sus metáforas, su oratoria, justifica su obra en la tierra.

No ha perdido el recurso de la palabra, habla e identifica en un canto, es el verso escrito, el viento que llega hasta este espacio, y ata a la pirámide de su vida, un molino que habita en su interior, gira y repite: “El desdén de tu pañuelo,/Paloma, me dijo adiós/ y ahora estoy llorando un duelo/solitario por los dos./ Me estarás celando, negra,/ cuando busco en otras flores/ tu sonrisa mientras llegas, tú eres luz, ellas apenas/ claroscuros en la espera”.(2)

No ha diluido en el olvido, a la ronda de “chuflayes”, al moreno, a la matraca, a la tantawawa que llega en todos santos, a la “negra” de sus sueños que lo tiene cautivado, el nombre de la “cholita” y el retoteto, a la tulinqui “imilla” de orgullo, a los sonkosuwas que andan cabizbajos. El recurso generoso desde sus raíces, la poesía alimento espiritual, el sentimiento puro estrecha las tardes y dulcemente comienza a delatar:

“Mientras duermes sufro el tiempo,/ las horas me viven tristes,/ solitarias,/ silenciosas./ Mientras duermes bebo el vino desolado/ de la espera./ Yo no sé si en esos sueños/ que floreces/ voy contigo/ o tal vez me edificaste, mientras duermes,/ en olvido./ Dejas lejos mi acechanza/ y mi afán de ser tu todo./ Mientras duermes tú no sabes/ que estoy solo”.(3)

Del fondo, desde su sangre, con todos sus sentidos, ese amor consciente y subconsciente, ese filtro de composición que es para toda la vida, alegría, vértigo, luz y latido, es la existencia del hombre que se acerca al misterio, cerca sus huellas y funde su concepción de hijo para cantarle desde su nostalgia, con un testimonio entrañable, con mística y ternura, a la memoria de su Madre:

“Cómo no mirar tu imagen/ convirtiéndose en mi sombra/ caminar en tus sandalias/ silenciosas/ y sentir tus manos tibias/ pintando sobre mi rostro/ la alegría de la vida. / No supe llorarte a tiempo/ y otras manos te enterraron. Yo no sé de dónde vienes/ corazón de miga afable/ pero es cierto que hace tiempo/ no he dejado de llorarte”. (4)

Jorge Calvimontes y Calvimontes, con rigor y melodía en el verso, ilumina y grita su silencio, en el viaje y la distancia, no ha perdido el recurso de la mirada de Bolivia abierta al mundo. En México tiene un rancho llamado Oruro, se ha asociado con las musas de la aurora y de la esperanza, que lo han atado a su acento, a su camino, a los signos de la noche. Redime en su pasión a Felicidad que es toda su escritura. Su obra incendia de gozo el espíritu y resplandece en una ceremonia, instaura un culto, con devoción absoluta a la amistad. Generoso y consecuente con su postulado por la poesía, escribe una verdadera oración a la palabra.

(*) Poeta, escritora y compositora

Bibliografía

(1)CALVIMONTES Y CALVIMONTES, Jorge. Carbonero del Silencio. (Poesía) Editorial Constante. 1998. Colección Mallcu. México D.F.

CALVIMONTES Y CALVIMONTES, Jorge. Testigo de Cargo. Editorial Constante. 2010. Colección Mallcu. México D.F.

(2) Idem.

(3) Idem

(4) Idem

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