Aunque parezca que algunas cosas han cambiado, tal parece que esas que se relacionan con la creación de fuentes de empleo en el país y especialmente en nuestro distrito no muestran cambios y los problemas de restricciones para las familias orureñas siguen siendo los más complejos en un proceso de cambio que aún no se consolida para mejorar el nivel de vida de la mayoría de nuestra población.
El mayor problema nacional es la carencia de empleo, es decir fuentes de empleo con las condiciones mínimas que señalan las leyes y que permitan a los trabajadores disfrutar de beneficios sociales en un marco de equidad y seguridad.
Lo que está sucediendo en esta materia es que en función del cambio que tanto se pregona se esperaba mucho trabajo para paliar las contingencias del desempleo y evitar las secuelas negativas de un drama que se agudiza en la desmembración de la familia, cuyos miembros deben buscar fuera del hogar la forma de obtener recursos para sobrevivir.
Ante la falta de empleos el comercio se ha convertido en aliado de centenares de familias, que naturalmente deben bregar en condiciones inseguras, sin ninguna garantía, sin beneficios de orden social, sin horarios y en condiciones insalubres, soportando inclemencias del tiempo e incomodidades para salvar la responsabilidad de sostenimiento del hogar.
Pero también se ha conocido un reporte de migración familiar hacia otros distritos del país y al exterior, como consecuencia de la falta de empleo seguro y ante las perspectivas poco halagüeñas de un “cambio práctico” en el tiempo inmediato. Esa situación que tiene elevado índice en nuestro departamento es preocupante y merece atención especial de las autoridades locales y del Gobierno para evitar la paulatina destrucción del núcleo familiar.
En posición contraria a los planes de acción de otros países que buscan por todos los medios preservar la familia, fortalecerla y asegurarla, en el nuestro se hace muy poco por cumplir ese objetivo pues se limitan las inversiones, ya que las mismas no tienen seguridades jurídicas para su desarrollo, entonces se estancan los emprendimientos colectivos para crear empleos y activar el aparato productivo nacional y regional.
Hacemos alusión a este problema latente de nuestro medio ante la dejadez o el mal manejo estratégico de nuestros programas de desarrollo que siguen por muchos años, siendo parte de pliegos petitorios y que no han recibido la ayuda gubernamental que se requiere para poner en marcha por ejemplo proyectos como el Puerto Seco y la habilitación del Corredor Bioceánico, la reactivación efectiva de la minería, la habilitación del Parque Industrial, los incentivos para promover la agricultura y la ganadería, pero además el turismo y la artesanía.
Por lo que observamos en nuestro pródigo distrito hay las mejores condiciones para encarar proyectos que generen miles de empleos, lamentablemente nos estamos perdiendo en estúpidas confrontaciones sectarias, dejando que transcurra el tiempo del retraso y la pobreza por falta de unidad regional.
La lógica señala que para poder generar riqueza hay que generar inversión y con inversión se puede crear muchos empleos y miles de familias felices.
Fuente: LA PATRIA
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