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Domingo 21 de agosto de 2011

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Cultural El Duende

EL MUSICO QUE LLEVAMOS DENTRO

Concierto o arte del acuerdo

21 ago 2011

Fuente: LA PATRIA

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La vista y el oído son los sentidos más refinados e intelectuales que nos permiten nutrir nuestra vida interior. La naturaleza ofrece sonidos gratos o temibles y los humanos añadieron los vinculados a la vida social, en un proceso aproximado de un millón de años, antes de establecer el arte musical.

El hombre hace música desde hace milenios, sin embargo su conservación apenas sucede desde hace poco más de un siglo. La memoria musical transmitió los cantos de trabajo, guerra y ceremonia, aunque con deformaciones. Por ejemplo, se ha probado que los cantos bíblicos perdieron uniformidad siglos después de la diáspora del pueblo judío que conservó la letra pero cambió las entonaciones. En el mundo cristiano, el canto de los sacerdotes fue exclusivamente vocal, cantada por todos con la misma melodía, y donde ninguna sobresalía, ya que ante Dios somos iguales e igual ha de ser su ofrenda, alentada por la fe.

Con el paso del tiempo, Europa dio origen al sentimiento individual expresado por los trovadores: el amor, la nostalgia, el paisaje; y si bien al principio se cantó a María, Madre de Cristo, no tardará mucho en cantarse a una María particular y cortejada. En 1827 muere Adam de la Hale, el último trovador y germen de las comedietas cantadas y la ópera. En este estilo lo que cuentan son los sentimientos individuales. Está preparado el momento del individualismo en la música para reemplazar el alma colectiva y anónima. El arte ya no hablará de eternidad sino del hecho pasajero, de sentimiento personal. Nace el canto a varias voces con sonidos combinados en forma grata. Una polifonía germinal intuitiva se manifiesta en los peregrinos que van a Santiago de Compostela desde Alemania y Francia.

La sinfonía alcanza éxito sólo cuando el oído evoluciona para comprender y aprovechar las complicaciones sonoras y dar origen a las formas cultas. Con la polifonía cantada y luego la instrumental, primero se aprende a distinguir una voz de mujer de una masculina; luego la soprano de la contralto y el tenor del barítono. Más tarde, la flauta del fagot, el violín del violoncelo, etc., hasta que se acentúa la base psíquica del concierto, es decir, el arte del acuerdo tal como sucede en el arte de vivir.

Fuente: LA PATRIA
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