Humberto Jaimes Zuna. Oruro, 1925 – 2003. Poeta y pintor, ha dejado inéditos los poemarios Tesa, Frente al hombre y El corazón en los zapatos. Su obra está dispersa en revistas y diarios. En el campo de la pintura ha obtenido varios galardones, entre ellos el Primer Premio Philips (1965) y el Gran Premio Nacional de Pintura (Universidad Técnica de Oruro - 1967). Fue prominente miembro del Grupo Gesta Bárbara de Oruro y fundador del Grupo Alarido.
Estoy asesinando mis manos
No es posible cerrar el corazón del todo
como se cierra una puerta
ni matarse lentamente
como un ave asfixiada
entre papeles blancos
ni como una flor triturada
por el aire de una locomotora
ni seguir viviendo
como una mirada de odio
detrás de un suspiro
Pero hay días
que el sol se asoma como lengua de oro
para fortificar los gritos
y las lamentaciones
y hay días que mis manos
y mis piernas
cansadas como caminos
me vuelven enemigo de mí mismo
y voy a revolcar mi angustia
entre expedientes de kárdex
verdes e insaciables
entre sonidos de campanilla
y máquinas
y susurros de empleados encorvados
y oficios
que caen sobre mi cuerpo
como largas tormentas de números y de letras
asesinando mis manos
estas manos mías
encadenadas y muertas sobre un escritorio
han olvidado estúpidamente
las formas de la rosa
y el canto de las noches
–el espacio del tiempo se ha reducido–
y amargamente me ahogo
con los gritos neurasténicos
que surgen de los escritorios
como una cadena interminable de puñales
como una odiosa blasfemia a mis sentimientos
–de todo color es mi corazón–
Mi angustia es grave
los cajones me tragan como bocas hambrientas
las máquinas suman las miradas de mi odio
y restan mis suspiros.
Es necesario un secante sobre mis ojos
para secar mis lágrimas
y usar tinta
para pintar mi pecho de rojo
porque estoy asesinando mis manos
encima de un escritorio.
El hombre enjaulado
I
¿Quién sois? ¿Dónde vas? Mi calzado pregunta
entramos juntos a la noche.,
Silencio… vacío… Estrellas, asfalto,
perros temblando de frío… pordioseros dormidos.
Nada, morir por dentro.
Tren, auto.
Campaña enloquecida,
crueldad de cuchillo frío en la garganta
asesinato de estrella, tumulto de sombras.
Luces apagadas en la alcoba.
Delirio… Insomnio… Curas comunistas
Ateos poniendo velas a la cara de Dios
se persignan, le temen.
Niños que se masturban tras la puerta.
Venta ilimitada de anticonceptivos.
Viejos bailando a Go-Go.
consumo de Coca-Cola.
Guerrilleros y antiguerrilleros
miradas de soslayo.
Selvas, barbas enmarañadas.
La paloma de la paz se ha muerto de hambre…
Bomba atómica, lumbre de los cigarros
Johnson, Kosygin, Mao
Perros policías, policías perros.
¡No quiero la guerra! ¡No quiero la guerra!
grita un niño
su padre le tapa la boca, lo asfixia…
La noche está vacía…
¡A dónde vas? Pregunta mi zapato
¡a un nuevo día! ¡a un nuevo día!...
II
Ni las raíces de los árboles son raíces,
ni las piernas del hombre son piernas…
dedos largos de sepulturero
manos de largos dedos verdes…
ocultarse en la tierra, huir.
Ser un muerto antes de morirse
mi corazón se acuesta todas las mañanas
afuera de él se oxidan las estrellas,
la luna tiene puesta una aureola y sonríe.
Los jinetes del apocalipsis vienen en avión
todos los vemos venir.
Viet Nam, tus niños se comen los ojos
las ametralladoras abren cesáreas en las madres
encint, ideas, fe, sentimiento.
No se habla de nada. Se puede morir
con una bala en el cerebro,
¡Dallas! La sangre se coagula, se quema.
Una silla de 8.000 voltios, una cámara de gas.
Sin, Sin.
El canal de Suez es una cama sola vacía
se llevaron su muerto.
Nascer. Lluvia cerrada, balas, morteros israelíes
miradas frías de sangre, vivir en la tierra de otros,
esperar la tierra prometida, ganar una guerra…
Ser alguien, autodeterminarse.
Sentirse algo, soledad, cuarto vacío.
No ser nada. Olor a cementerio.
Átomos – Arañas – Piedras. Ser dueños del mundo
como las raíces del árbol...
III
Los dedos se agitan, el cuerpo tiembla de ilusiones.
Olor a palma en la bruma
estruendo, lozas huecas, cruces secas.
Mariposas con ojos de sangre, corren vuelan
río olvidado de la juventud
laberinto del cerebro, blanco nieve ceniza.
La lengua sucia de la vida,
el olor de la muerte, detienen el corazón.
Más cerca que los miembros peludos
de las moscas está el juicio final.
No es la ira de Dios es la ira del hombre
la bomba atómica florece en cualquier parte
huesos fríos crimen perfecto.
Manto verde del pecado.
Fantasía de aurora al fuego vivo, calamidades.
Piernas tórax corazones desperdicios
Sombra silencio nada
El todopoderoso llora.
Incontenible impotente, solo.
Fuente: LA PATRIA
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