Miercoles 17 de agosto de 2011

ver hoy











































































Editorial y opiniones
A veces por exceso, otras con negligencia
17 ago 2011
Por: Fdio. Alfredo Hernández Sacristán
Ya pasó, parece ser, el maremoto del pepino, o si lo prefieren del E. coli. Y podemos preguntarnos; ¿porqué la prisa en acusar a ese producto español de ser el origen de la enfermedad?
Hay miedo, hay un horror a ser acusados de negligencia y pedir la comparecencia del responsable. Hay terror porque no se sabe nada. Da pena oír las explicaciones que nos trasmiten sin la más ligera idea de epidemiología.
Hemos llegado al estado de ese bienestar y no toleramos llegar a perderlo, y la pérdida total es naturalmente la muerte. De la llegada de esta “buena señora” no nos libramos por mucho bienestar que hayamos conseguido.
Ante este estado de cosas hay que actuar con la calma que requiere una investigación epidemiológica; investigación del origen, propagación y medidas que tomamos para evitar su extensión. Llegar cuanto antes a la resolución del problema. Pero sin gestos ni algaradas, que a nada conducen, salvo a la ruina de quien nada tuvo que ver con la enfermedad y sus pérdidas fueron millonarias.