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Domingo 14 de agosto de 2011

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Revista Dominical

Oruro zona privilegiada pero descuidada

Poder regional: Afianzar el Altiplano marítimo central

14 ago 2011

Fuente: LA PATRIA

Su ubicación estratégica y competitiva permite posicionarse como el primer eje para el futuro desarrollo interoceánico • Por: Jorge Lazzo Valera - Periodista

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Oruro podría ser la región más importante y competitiva del país por su estratégica ubicación geográfica, con posicionamiento geopolítico internacional, para tener el control y dominio del Altiplano marítimo central, lo que permitirá desarrollar un nuevo paradigma económico desde el Occidente de Bolivia.

Su vínculo directo con las costas del Pacífico a través de los principales puertos de Antofagasta, Iquique y Arica de la vecina República de Chile y, su necesaria conexión con el Atlántico a través del primer corredor bioceánico que vinculará a Oruro, Cochabamba y Santa Cruz con el Brasil, cambian la visión de crecimiento y desarrollo departamental, para ubicarlo en la macro región sudamericana y asumir la gran responsabilidad de administrar, dirigir y gobernar el poder regional desde el Altiplano Central.

Las ventajas competitivas que tiene la ciudad de Oruro permiten consolidar a nuestra capital como líder del desarrollo sostenible, mejorar la calidad de vida de los bolivianos y orureños en particular, a partir del establecimiento del principal y primer centro económico del país en el occidente del país.

Su vínculo directo con el norte de Chile, el sur del Perú y el norte de la Argentina, así como su conexión consolidada con el sur del país pasando por Potosí hasta Sucre y Tarija, el norte de Potosí y las principales provincias colindantes de Cochabamba y desde Caracollo hasta El Alto de La Paz, confirman esa estratégica ubicación.

Eso se consolida con el irrenunciable acceso al mar por las costas del Pacífico, reconociendo el derecho de circulación por territorio chileno en virtud de Tratado de Paz y Amistad de 1904, que otorga a favor de Bolivia y a perpetuidad el más amplio y libre derecho de tránsito comercial por los puertos de Arica y Antofagasta, manteniendo además una relación binacional directa, entre Oruro y el puerto de Iquique --pese a no figurar en el Tratado-- por donde se registra el mayor flujo de intercambio comercial y económico binacional.

La ciudad de Oruro como región, es el eje de la vinculación vial, ferroviaria y de conexión con el Pacífico, con un acceso directo en seis horas a las costas de Iquique y Arica. Ese vínculo comercial mantiene vigente el régimen de libre tránsito entre Chile y Bolivia que se adelantó en más de medio siglo en la adopción de mecanismos similares con otras naciones, para conseguir que el Norte chileno tenga una actividad comercial permanente y los comerciantes bolivianos sean principales compradores del Asia, Norteamérica y Europa, mientras seguimos exportando sólo materias primas.

PRIMER CORREDOR INTEROCEÁNICO

Para cambiar nuestra realidad y alcanzar la hegemonía de la administración del poder regional, se debe concluir la ruta Oruro-Pisiga, proyecto vial de larga data que garantizará el establecimiento del primer corredor interoceánico para unir el Pacífico con el Atlántico y viceversa, además complementario con el proyecto Puerto Seco Oruro, para tener una plataforma de pre embarque para llevar la carga que genera Brasil hacia Chile y con destino a países de ultramar. Así podremos conseguir que Oruro ofrezca también servicios portuarios.

Al ser Oruro parte integrante del primer corredor interoceánico puede constituirse en el eje de la integración, además con adecuada infraestructura se podrá emplazar el Puerto Seco que posibilite llegar a las costas del Pacífico y el Atlántico como una alternativa de desarrollo que debe darse a corto plazo, manteniendo el tráfico de los puertos de Arica, Antofagasta, Iquique, Ilo y Matarani, en la conexión con el Pacífico y los puertos de Santos, Paranagua, Hidrovía Paraguay-Paraná por el Atlántico, lo que convertirá a la región en zona altamente competitiva.

ADMINISTRAR EL PODER REGIONAL

La base esencial de este desarrollo para administrar el poder regional sobre el Altiplano Marítimo Central sólo será posible con la puesta en marcha del primer Corredor Bioceánico de Integración y Desarrollo norte-sur del país. Se debe tener áreas de operaciones contiguas, servicios, urbanizaciones, actividades socioculturales y otras propias que se darán por la generación de cultura portuaria para mejorar el estilo y calidad de vida de la población orureña que espera obtener importantes beneficios por el impacto de la instalación de talleres, truck center y gasolineras, acorde con el crecimiento de población y movimientos migratorios, generando ingresos adicionales para la gobernación, municipios, además de importante inversión pública y privada.

Sin embargo, para impulsar y ejecutar este proyecto, primero debemos pensar en un plan de ordenamiento territorial, determinar cuál será el espacio de emplazamiento de nuestra micro región, definiendo hacia dónde queremos crecer, como potenciar el municipio local, que debe tener al menos dos sub-alcaldías, en Vinto y Villa Challacollo, y estar en mancomunidad con otros municipios que serán parte integral del desarrollo económico local.

El tránsito obligado de las exportaciones e importaciones por Oruro nos plantea ese desafío para preservar el eje económico de la minería, pero al mismo tiempo diversificar hacia el aprovechamiento de los flujos comerciales que se generan con los servicios de transporte y por la vinculación vial, cuyo eje estratégico central está en nuestra ciudad.

MINERÍA BASE ECONÓMICA Y PRODUCTIVA

Esos proyectos son complementarios a la minería que requiere una política minera nacional para diversificar su producción y tener el valor agregado para no continuar exportando sólo materias primas. La minería tiene mercados potenciales y pese a la baja del precio de los minerales en el mercado internacional urge aplicar una política gubernamental eficaz para mantener las regalías que genera la minería, base del futuro desarrollo de las regiones productoras.

El desarrollo de la actividad minera, permitirá enfrentar la adversidad y evitar que miles de mineros se encuentren nuevamente sin trabajo. Así podremos diversificar la economía regional, para afrontar periodos de crisis con bajas cotizaciones como los que se registran.

La economía minera debe extender y sumar valor agregado a su producción desarrollando manufacturas de alto valor, encadenadas a los metales y su tratamiento. Se debe pensar en el trabajo artesanal en metales para exportar productos terminados para la construcción como el hierro forjado, el metal mecánico y la orfebrería para lograr la reconversión y diversificación de la minería estatal y privada, para mejorar la exportación que resulta absolutamente indispensable y requiere el apoyo estatal para abrir nuevos mercados.

Empero la seguridad jurídica es determinante, porque resulta imposible lograr un buen resultado en medio de tomas y avasallamientos de centros mineros por parte de comunidades que buscan apoderarse de las concesiones otorgadas a pequeños y medianos productores que tienen emprendimientos con mucho sacrificio y poco capital, generan empleo para importante número de trabajadores y pagan una elevada regalía, que resulta ser la más alta de la región que llega a superar en 7 ó 10 veces a la establecida por nuestros vecinos como Chile, Perú o Argentina, que captan importante inversión extranjera directa con adecuada política minera y efectivo factor de competitividad.

DESARROLLAR LA AGROPECUARIA

El desarrollo de la agropecuaria en el altiplano Central está ligado al crecimiento de la producción agrícola de la quinua y ganadera de camélidos que debe ser incentivado por el importante número de personas que se dedican a esa actividad. Empero su futuro esta ligado a la propiedad de la tierra, derecho esencial que puede vulnerar la propiedad grande, mediana y pequeña, al no existir garantías y porque el Estado no defiende esos derechos y más bien se presenta permisivo y hasta estimula avasallamientos.

La producción de la quinua orgánica certificada cubre demandas de mercados de Europa y Norteamérica, pese a que un 70 por ciento del cereal producido en el Altiplano sale de contrabando al Perú desde donde se exporta a mercados europeos como producción peruana, restando la posibilidad de alcanzar un valor agregado a los quinueros bolivianos.

Similar situación afrontan los productores de camélidos andinos, que se ven obligados a comercializar su ganado en pie a nuestros vecinos del Norte de Chile, quienes trasladan las llamas a centros de mejoramiento genético para certificarles luego de una cuarentena “libre de fiebre aftosa”, para exportar a Norteamérica, Europa y Asia, donde pagan precios que superan en miles de dólares lo recibido en Bolivia.

La decisión de apostar a la competitividad y diversificación de nuestra producción, resulta ser imperiosa para alcanzar el liderazgo regional, aprovechando la riqueza natural que poseemos para tener una agricultura y ganadería privilegiada que mejore la economía para alcanzar un sitial de privilegio en el contexto internacional y lograr el posicionamiento como región emprendedora y altamente competitiva con el control del Altiplano Marítimo Central, como alternativa de desarrollo y progreso socioeconómico regional y nacional.

ADMINISTRAR EL PODER MACRO REGIONAL

Para asumir este gran desafío de convertirnos en administradores del poder macro regional del Altiplano Marítimo Central debemos identificar factores y variables del modelo de planificación de crecimiento que requiere la ciudad de Oruro y definir los escenarios futuros, para determinar cómo será Oruro en la próxima década y qué queremos construir para nuestras futuras generaciones, dejando de lado el discurso cansino reiterativo y la confrontación de las autoridades que en el último tiempo se ha convertido en el cotidiano vivir.

La decisión de tener una adecuada política comercial y de integración con los países de la región, es responsabilidad del Estado Plurinacional en base a las propuestas de la Gobernación y el Municipio de Oruro que tienen la obligación de asumir el rol asignado como responsables de la construcción de una zona altamente competitiva para integrarnos y nutrirnos del gran crecimiento económico de los países vecinos, que a partir de la década de los sesentas, los ubica como importantes potencias económicas.

Estos países densamente poblados como Chile, Brasil y Argentina han superado con creces las barreras del subdesarrollo y, al incorporarse al mundo moderno, no han perdido sus valiosos legados culturales logrando abrir nuevos mercados, movilizando influencia y poder económico para mostrarse como regiones florecientes que sin duda, demandan integración, competitividad y eficiencia.

Fuente: LA PATRIA
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