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Domingo 14 de agosto de 2011

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Revista Dominical

Un país que exporta gente

14 ago 2011

Fuente: LA PATRIA

Por: Márcia Batista Ramos - Escritora

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Pareciera mentira, pero es verdad, casi todos los compatriotas tenemos un amigo, pariente o conocido fuera del suelo patrio. Independientemente del motivo, son muchos los que salen tarde o temprano. Unos pocos, salen a estudiar, son los que viajan con boleto de retorno; pero, la mayoría sale a buscar mejores condiciones económicas, van en busca de sus sueños y nunca saben cuándo podrán regresar.

Tampoco es un fenómeno que pasa solamente con nosotros, infelizmente pasa con otros, hay muchos problemas en ésta viña del señor. Además, es muy antigua la práctica de buscar en otras tierras lo que uno no encuentra en la suya. Pero, esos desplazamientos humanos, tienen, en muchos casos, nefastas consecuencias.

Y cuantiosas veces, muchos son los que ya no regresan, ni para enterrar a los que quedamos, peor aún, ni para que honremos su memoria…

Es triste la realidad que nos toca enfrentar cada día, ante las insufribles carencias e incertidumbres económicas y sociales del país. Ante la disyuntiva de arriesgarse acá o afuera, mucha gente prefiere alzar vuelo; quizás, afuera las posibilidades de equivocarse sea menor o por lo menos, no están los conocidos para criticar; afuera hacen cosas que ni en sueños podrían hacer aquí; las espinosas condiciones de sobrevivencia los obliga a encarar tareas más que difíciles; lo malo de esto es que muchos grandes talentos se pierden, unos porque van a engrandecer otras patrias, otros tantos porque terminan como potenciales, sin oportunidad para desarrollarse.

Perdemos mentes brillantes y brazos fuertes, en desmedro del desarrollo de nuestro país.

Simplemente, salen a ser los irregulares que poblan los guetos del otro lado de la frontera. Salen a pasear su tristeza en mundos que no les pertenece, porque siempre se sentirán foráneos.

Es incalculable, la pérdida de recursos humanos que derrochamos en cada vuelo de salida internacional. Pero, existe una gran contradicción: el país que más los necesita, al mismo tiempo, es el país que menos oportunidades les ofrece.

La ambigüedad de la realidad, hasta duele… Pero, en nuestro país, existen disposiciones educativas, que no permiten que los niños más precoces ingresen a la escuela un año antes de lo establecido; en resumen, son disposiciones que ilegalizan la precocidad; hasta suena surrealista… Lógicamente, que tener un título de bachiller antes de los diecisiete, también está prohibido; es difícil entender, por qué se preocupan en frenar el progreso, precisamente, cuando se les encargó lo contrario.

La incertidumbre es lo único concreto que tenemos. La burocracia estatal está creciendo y las innumeras nuevas disposiciones, también. Sin embargo, el aparato productivo está menguando. Esto es malo. Estamos en curva, de bajada y en contra ruta…

Por esos cuentos de oportunidades, reales o falsas, es que nuestra gente se va con su guitarra, y después, tenemos que esperar mucho tiempo para oír sus acordes, otra vez…

También se quedan muchos brazos sin abrazos, tan tristes que ya se olvidan de cómo era bueno cuando estaban abrazados. Pero, la verdadera excusa es real, el factor económico: la creciente inflación, el aumento del costo de vida y la disminución de ofertas de empleo, las normas cada vez más estrictas como si todos fuéramos delincuentes, pesa mucho.

Entonces, la gente decide pagar el alto precio de alejarse por décadas de la familia, para mandar plata desde lejos, para que estudien, construyan la casa y tengan acceso a la salud, en cualquier necesidad; ya que la inseguridad brindada por el estado es grande.

Hoy, hay que sumar a la pobreza el hecho de que con las nuevas reglas de juego, cada vecino es un espía que será premiado si te denuncia algo; esas prácticas ya fueron experimentadas y no funcionaron, por eso existe la antigua URSS. De alguna manera, quieren acabar con la amistad y la gente linda que hacía favores. Esto no es avance, nos estamos alejando de la camaradería y solidaridad de otros tiempos. Esto es feo. Estamos en curva, de bajada, en contra ruta y sin frenos…

Fatalmente, muchos ciudadanos, crecen con el trauma de que éste país es malo, sea por lo que experimentaron, por lo que les hizo falta o por lo que escucharon; entonces, cuando pueden zarpan para tierras lejanas, sin importar qué pesares o disfavores encontrarán lejos de su país; se marchan, para enfrentar un mundo distinto que siempre los va a mirar como extraños…

Cierto es, que los profesionales tienen mejores oportunidades en otros países, los albañiles ganan más y está reconocida la profesión de poeta.

Pero, acá, las familias desestructuradas aumentan porque ya no quedan hombros para llorar. Cada vez hay más niños solos, más adultos solos, más ancianos solos. El Estado, igual que la Justicia es ciego y no ve la soledad que campea por nuestra patria; entonces, los papás desempleados se ven en la necesidad de partir, del mismo modo los endeudados y los perseguidos…

Cuando ellos se van, la educación de los niños ya no es igual, muchos se descarrían, comprobando que dinero no es suficiente, los niños necesitan cariño. Las mujeres, envejecen precozmente, llorando por los maridos que se fueron, el dinero que mandan para construir la casita, no alcanza para sentir cariño. Los ancianos, que en muchos casos, se quedan a cargo de los nietos, mueren antes de tiempo, pues, les mata las horas de espera por una llamada telefónica que nunca llega. Esto es malo y feo. Estamos en curva, de bajada, en contra ruta, sin frenos y hay un camión de subida…

En un país que ya no se exporta papayas y textiles, se termina por exportar gente. Quizás, se le ocurra a uno de esos burócratas, cerrar las fronteras y aislar, aún más, a nuestra gente solitaria, en un intento desesperado por cambiar la vocación productiva del país. Los absurdos de cada día, saltan a la vista.

Los inmigrantes continúan brotando como hongos y volando para otras tierras, porque faltan políticas públicas que mejoren las condiciones de vida de las mayorías y los afinque en su propia patria. Las carencias no se subsanan con discursos. Eso no es nuevo, ese cuento ya lleva tiempo; sólo que ahora se siente más; quizás, porque el mundo globalizado tiene mayores ofertas y la mayoría de las personas de aquí no tienen acceso a los bienes ofertados.

Son muchos años de dejadez de una patria pobre, que ahora, está al borde de fallir. Nadie quiere que ocurra lo peor, pero, depende del gobierno cambiar la cara del estado.

Trabajo digno y permanente con sueldo justo, no es mucho pedir para poder quedarse. Pero, normalmente no se vislumbra esas condiciones aquí, entonces, la gente guarda las penas en la mochila, llena el corazón de esperanza y se marcha, sin ganas de partir, dejando atrás lo mejor que tenía.

El fenómeno de exportar gente, es creciente, puesto que, la precariedad interna obliga al país a deshacerse de mucha gente linda que alegraría muchas vidas, si les fuera posible quedarse.

Hay un nudo en la garganta. Pero, lo cierto, es que gran parte de nuestra gente está lejos, no siempre en buenas condiciones. Nuestra gente no pide mucho, pues, lo que más quiere es un día poder regresar a casa. Nuestra gente añora la comida de acá, también las calles y en especial… los abrazos.

Fuente: LA PATRIA
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