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Sábado 13 de agosto de 2011

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Revista Tu Espacio

Por qué comemos más en invierno

13 ago 2011

Fuente: LA PATRIA

Por: Gerson Ávila Antezana - Médico Especialista en Estética y Nutrición – Especial para TU ESPACIO

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Los animales que hibernan consumen antes una buena porción de grasa para poder subsistir. También los humanos somos propensos a consumir mucha grasa en invierno.

La predisposición a almacenar grasa para la temporada fría del año es probablemente un vestigio ancestral de la humanidad. Costumbre milenaria que necesita una completa revisión en nuestros días.

El hombre primitivo tenía una piel que lo protegía contra el frío y disponía de una capa de tejido adiposo subcutáneo. Esta especie de acolchamiento bajo la piel era un mal conductor del calor y no sólo lo aislaba contra el frío, sino que le servía también de reserva alimenticia para los días o semanas invernarles en que no podía obtener alimentos.

EXECESO DE GRASA

En determinadas etnias africanas las mujeres presentan todavía la denomina esteatopigia o adiposidad excesiva de las nalgas que les ayuda a pasar el invierno también para un aborigen australiano es completamente normal consumir por la noche alrededor de 2 kg de carne de canguro para obtener el máximo posible de grasa. Sin embargo, estos aborígenes no conocen los excesos de pesos ni los infartos. Desde que en los países industrializados se ha extendido la calefacción central en invierno consumimos mucho menos energía corporal y por tanto menos grasa para entrar en calor. Pero, como los meses fríos ingerimos de manera automática más alimentos, y más calorías con ellos también formamos lentamente una capa apreciable de tejido adiposo. Esta capa puede representar en el adulto hasta 15 % de su sustancia corporal, sin que llegue a parecer grueso. Basta para proporcionarle energía durante 1 mes aun cuando no ingiriera ningún alimento. Lo importante es que el cuerpo disponga de suficiente líquido.

LIBERANOS DE LA GRASA

Como las mujeres tienen por naturaleza más tejido adiposo que los hombres comprueban que suelen engordar durante el invierno. Pero, siguiendo una dieta y haciendo ejercicio apropiado, este exceso vuelve a desaparecer para la primavera. Más difícil resulta eliminar cantidades de grasa mayores; es decir, las que produce la obesidad crónica.

Fuente: LA PATRIA
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