El asunto no ésta definitivamente aclarado, mucho menos concretamente desmentido, por tanto lo que suceda en adelante podrá ser resultado de más intercambio de opiniones, análisis de entendidos, comprensión de posiciones y sobre todo de respeto a los pueblos indígenas, por lo menos esa es la idea que prevalece de acuerdo a la CPE, cuando habla de tierra y territorio y de “una consulta previa” para desarrollar proyectos, donde existen recursos naturales y donde hay que preservar la naturaleza.
A propósito del candente asunto, otra vez surge el caso del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure, ahora más conocido como el Tipnis, por donde parece que rompiendo toda armonía y preservación del medio ambiente se construirá una carretera “sí o sí”, aunque esta última posición está por verse.
¿Qué es lo que induce a las autoridades del Gobierno a acometer el proyecto, por las buenas o las malas? Pueden haber ciertos justificativos como la necesidad de encarar la vertebración caminera y unir de una buena vez la parte de los valles y el oriente para favorecer además el crecimiento de las actividades propias de cada una de las regiones y su acceso a los mercados de consumo, una justificación práctica.
Sin embargo, hay quienes señalan la existencia de otras motivaciones, como la de favorecer a los cultivadores de coca para que se asienten a la vera de la nueva carretera y extiendan sus parcelas o los “catos” de coca en un territorio virgen para ese tipo de plantaciones y con el riesgo de una inmediata degradación de los suelos naturales, como ya ha sucedido en otras áreas donde de plantó coca, también habrán factorías de droga, eso sería contradecir el estricto sentido de cuidar las reservas naturales del país.
Por otro lado, se pone en tela de juicio la situación creada por las propias autoridades nacionales, desde la Asamblea Constituyente que elabora la nueva Carta Magna e introduce ciertas normativas sobre el complejo problema de la propiedad de la tierra que como los recursos naturales pertenecen a todos los bolivianos, por tanto sus beneficios deberían ser de carácter general y sin que existan condicionamientos a consultas públicas a sabiendas que en muchos casos se desarrollarán los proyectos, por ser parte de la supervivencia de miles de bolivianos y no sólo de minoritarios intereses.
Lo del Tipnis abre una seria controversia que además desnuda ciertos intereses que de todos modos tendrán que ser aclarados oportunamente para evitar mayor deterioro en las relaciones del sistema gobernante y los pueblos indígenas de una región del país que defienden la naturaleza, mientras que con sentido más comercial y material los agricultores de otra región sólo esperan expandir sus cultivos de coca.
El asunto está pendiente, razones valederas, argumentos políticos, reclamos de originarios frente a posibles avasallamientos de campesinos son parte de un intrincado problema que obligará a extremar recursos a las autoridades, para definir las condiciones en que se construirá parte de un largo tramo caminero que unirá Cochabamba y Beni y, por lo que se ve puede ser factible si con voluntad política, habilidad técnica y responsabilidad estatal se construye sin dañar la ecología, sin tumbar miles de árboles y en todo caso exigiendo el cumplimiento de la Ley de Medio Ambiente por cualquier lado que se haga la carretera.
Será correcto justificar un presupuesto extraordinario para rodear el Tipnis que provocar conflictos entre coca y naturaleza.
Fuente: LA PATRIA
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