Sin libertad de expresión no hay justicia ni democracia
10 ago 2011
Por: Armando Mariaca V.
Pregonar imperio de la democracia y de la justicia cuando falta la libertad de expresión en un pueblo, es engaño, demagogia, populismo y aberración; es, en todo caso, vulnerar todos los principios y derechos del ser humano.
La justicia está supeditada a la vigencia de las libertades y, dentro de éstas, la de expresión –donde el ser humano puede decir, pensar, sentir todo lo que se le ocurra como manifestación de su pensamiento o sea de una libertad que nadie puede sojuzgar ni controlar ni regular ni gobernar ni socavar ni prohibir ni criticar ni hacerla motivo o causa de trabas o perjuicios y prejuicios a que, lamentablemente, han recurrido quienes han poseído poderes discrecionalmente en lo político, lo económico y lo social como han sido los regímenes dictatoriales–.
Entender lo que es la libertad es comprender lo que significa la justicia y, sentir que la democracia es el mejor sistema de vida y gobierno de los pueblos, es comprender y valorar lo que implica para una comunidad respetar los derechos del ser humano que deben ser inviolables en todo sentido. Tanto cuanto un pueblo comprenda y haga conciencia de sus derechos, tanto valorará y comprenderá la grandeza de lo que es la libertad y, en su vigencia, la importancia suprema de la justicia como medio para administrar la aplicación de las leyes y las normas morales que rigen la vida del ser humano y su entorno.
Contrariamente a todo lo que significa democracia, libertad y justicia, se cree en Bolivia, a niveles del gobierno del MAS, que el régimen –tan sólo por sentir que administrar un país es disponer absolutamente de él, sin distinciones de ninguna clase– está obligado a regular la vida de quienes conforman el Estado. Esos criterios son efecto de la ignorancia que se tiene sobre el espíritu y contenido de la Constitución Política del Estado, de las leyes y de reglas cívicas y morales que rigen la vida de las comunidades; es, además, anular con hechos lo que se magnifica con palabras: la justicia que es base de la democracia bien entendida y mejor practicada.
Socavar de alguna manera la libertad de expresión es vulnerar la libertad de pensamiento que nadie, absolutamente nadie puede conculcar, minimizar, adulterar o anular en el diario vivir. La libertad de expresión, manifestada mediante los medios de comunicación y los periodistas, editorialistas, analistas, articulistas y otros profesionales que trabajan bajo principios de libertad, es un derecho ejercido en nombre del pueblo integrado por millones de personas y que, carentes de formas de expresión masiva, confían sus ideales, sentimientos y pensamientos a los medios que, con responsabilidad y cuidando que la verdad sea norma de su vida, ejercen como actitud de servicio y no como medio de enriquecimiento o explotación industrial o comercial.
La libertad de expresión es básica para la vigencia de la justicia y ambas son fundamentales para que la democracia tenga vida. Las tres, conjuntamente, son derechos del ser humano y nadie, por poder que tenga, puede anular. Para el gobierno – poseedor y no conculcador; dueño y señor de sus libertades y no esclavo de sentimientos mezquinos – la libertad de expresión es razón de su existencia porque esa libertad le permite administrar el país y actuar en consonancia con virtudes y valores necesarios para el servicio al pueblo. Es él, el Gobierno, el que debe cuidar y valorar la libertad de expresión que debe ser básica para su razón de existir.
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