Declaraciones gubernamentales crean incertidumbre sobre nuevo “gasolinazo”
08 ago 2011
Fuente: La Paz, 07, LA PATRIA.-
Las recientes declaraciones del presidente Evo Morales, sobre el efecto negativo en la economía de los subsidios al consumo de los combustibles y las posteriores aclaraciones de sus colaboradores en sentido de que no habrá un nuevo “gasolinazo” han aumentado aún más, la incertidumbre.
En diciembre de 2010, el Gobierno a través de un decreto dispuso el alza en los precios de los combustibles en un rango de 57 y 99 por ciento. Esta medida fue rápidamente bautizada como “gasolinazo”.
Un análisis de la Fundación Milenio dice que en ese entonces, el argumento que utilizó el Gobierno fue el de evitar que los contrabandistas obtuvieran grandes ganancias.
El presidente Morales entonces, dijo que la gasolina salía de contrabando en burros, en llamas e incluso en mamaderas.
Según Milenio, la decisión de “nivelar los precios” se produjo después de que el Gobierno fracasara en el control del contrabando por medios represivos, que incluso implicaron la movilización militar.
Parecía, por ello, un intento de utilizar la política económica para resolver un problema delincuencial, y por eso fue reconocida como una medida práctica y razonable por quienes saben cómo operan los mercados, añade Milenio.
El rechazo popular a la medida obligó al Gobierno a prometer inversiones públicas compensatorias.
El 28 de diciembre de 2010, Milenio ya anticipaba las dificultades que generarían el alza de precios en los consumidores y la propuesta de una forma de compensación que, además de ser directa, permitiera corregir las asimetrías y desigualdades que los subsidios han agudizado desde su implantación.
Los subsidios que se otorgan a través de los precios son ciegos porque no están orientados a beneficiar a determinados consumidores. Pero lo hacen. En la práctica, quienes más se benefician son los que consumen esos productos en mayor cantidad. En el caso del diesel, los transportistas y grandes agricultores, así como las empresas termoeléctricas. En la gasolina, los transportistas y propietarios de vehículos. En el gas, las empresas termoeléctricas y los hogares. Pero todos en proporción directa a la cantidad consumida que, habitualmente, está en proporción directa al nivel de los ingresos.
Por ejemplo, en el caso del gas licuado, el grupo de hogares con ingresos más altos consume un 64 por ciento más de gas que el grupo de ingresos más bajos, de manera que una parte proporcionalmente mayor del subsidio beneficia a los hogares más ricos. Algo similar ocurre en el caso de la gasolina. Un vehículo 4x4 de lujo gasta mucha más gasolina que un automóvil pequeño. Y los hogares más pobres, que no tienen vehículos, no acceden al beneficio del subsidio sino solamente a través de los pasajes del transporte público.
De manera que el subsidio a los precios de los combustibles es, efectivamente, una política regresiva, que profundiza las desigualdades y que estimula el contrabando.
Por ello, resulta comprensible la preocupación del Presidente y lamentable la carencia de propuestas de solución que le ofrecen sus colaboradores, afirma Milenio.
Fuente: La Paz, 07, LA PATRIA.-
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