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Jueves 04 de agosto de 2011

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Ecológico Kiswara

El Tipnis y la ética ecológica

04 ago 2011

Fuente: LA PATRIA

Por: Carlos Capriles Farfán - Escribe sobre arte y naturaleza

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Las áreas protegidas fueron creadas con la intención de conservar los diversos ecosistemas que presenta nuestro territorio, en muchos casos, frágiles y en la mayoría, prístinos y únicos. Proteger los cuerpos de agua y las cabeceras de las cuencas. No destruir la belleza escénica de los paisajes. Destinar territorios a la conservación de especies endémicas, vulnerables o en peligro de extinción tanto de flora como de fauna, así como también conservar el germoplasma y los microorganismos. Finalmente respetar a los pueblos indígenas que las habitan, de igual manera sus costumbres y culturas.

Los conceptos modernos con los que, actualmente se crean las áreas protegidas responden a criterios mucho más racionales y valorativos del potencial ecológico y biológico que presentan. Para citar un solo ejemplo, podemos indicar que el Parque Nacional Cotapata, fue creado en compensación al daño efectuado al entorno natural y a la afección que causaron a su potencial faunístico y florístico al construir la carretera que une la ciudad de La Paz con el punto de Santa Bárbara. Ir contra estos preceptos es hacer todo lo contrario a los objetivos de la conservación y al respeto a los recursos naturales, como también a los seres vivos que la habitan ahí.

La construcción de carreteras significa un alto costo, precisamente a lo que popularmente se ha venido a llamar el “medio ambiente” o a la ecología. En este caso, construir una carretera en el Tipnis, sería una puerta abierta a la explotación indiscriminada de sus recursos naturales, al saqueo de maderas preciosas, a la depredación de sus ambientes, al tráfico de fauna y a la destrucción de sus ecosistemas casi vírgenes. Todo eso sin mencionar el desprestigio que mostraría el Gobierno a la comunidad internacional en el campo de la conservación. En nuestro país es el Estado Plurinacional el responsable de velar por el patrimonio ecológico y biológico que alberga, garantizar por su conservación y principalmente cumplir los Convenios Internacionales, la Constitución y las Leyes Nacionales.

Debemos recordar que nuestro país es signatario de una gran cantidad de convenios internacionales, entre los cuales podemos citar: la Declaración de la Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente (1972), el Protocolo de Montreal sobre Sustancias que dañan la Capa de Ozono (1987), Convención Internacional sobre el Comercio de Especies Silvestres Cites (1973), Convención Ramsar para la Conservación de Humedales (1975), Convención sobre la Conservación de Especies Migratorias (1979), Convención de la Diversidad Biológica (1992), Declaración de Río (1992), Convención para Combatir la Desertización y las Sequías (1994), Declaración del Milenio (2000), entre muchos otros que acuerdos y signaturas que se deben cumplir, no solamente por ética sino porque actualmente, los recursos naturales cada día sufren mayor deterioro y cada día se agotan más.

Son numerosas las leyes nacionales de protección a los recursos naturales, el respeto a las decisiones de los pueblos originarios que las habitan y al medio ambiente en su totalidad que se vulnerarán si se ejecuta ese proyecto. La Constitución vigente indica que las áreas protegidas son: En el Art. 385. “I. Las áreas protegidas constituyen un bien común forman parte del patrimonio natural y cultural del país; cumplen funciones ambientales, culturales, sociales y económicas para el desarrollo sustentable…, II. Donde existan sobreposición de áreas protegidas y territorio indígenas originario campesino, la gestión compartida se realizará con sujeción a las normas y procedimientos propios de las naciones y pueblos indígenas originaría campesinos, respetando el objeto de creación de estas áreas”. Por otra parte, nuestra Constitución apunta varios artículos el respeto a biodiversidad, a las cuencas hídricas, a los suelos, a los bosques y también al espacio aéreo, como también apunta que, se deben realizar consultas a sus habitantes.

Por otra parte, el mismo presidente Evo Morales se autoproclamó defensor de la Madre Tierra y de la Pachamama en la gran reunión ambiental que se realizó en Tiquipaya y resulta extraño que incurra en tantas contradicciones ambientales. Finalmente, como dice el mismo presidente; “no puedo entender cómo algunos se oponen al desarrollo”, por otro parte otras voces de indignados contestan; “tampoco podemos entender cómo alguien que se precia de ser defensor de la Madre Tierra y de la Pachamama, puede ir contra las leyes, la conservación de la fauna, la flora y de los mismos indígenas que se han opuesto a semejante proyecto que sólo ocasionará la destrucción y el exterminio de una de las Áreas Protegidas más diversas de Bolivia y dejar a nuestras generaciones futuras depredación, desertificación y abandono”.

Fuente: LA PATRIA
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