90 minutos para un fuerte apretón de manos y el mar sigue cautivo
01 ago 2011
Fuente: LA PATRIA
La reunión solicitada por nuestra Cancillería a la similar chilena tuvo una respuesta abierta y se produjo en Lima–Perú durante la visita de los dos mandatarios, Evo Morales y Sebastián Piñera, junto a sus cancilleres y de forma reservada, se prolongó por una hora y media y terminó con un fuerte apretón de manos, pero sin ningún adelanto para la expectativa boliviana de tratar abiertamente el asunto de la mediterraneidad y la posibilidad de que el mar cautivo recobre su espacio en la heredad nacional.
Hay diversas apreciaciones sobre la reunión de los mandatarios de Bolivia y Chile en Lima, hay quienes dicen que “la habilidad diplomática chilena se impuso otra vez, pues no rehusó un encuentro, pero tampoco cedió en la posición oficial que mantiene sobre el tema al señalar que Chile respeta los tratados (el de 1904) y que no da margen a ninguna otra tratativa”.
En el caso boliviano, el Presidente Morales habría reiterado su propósito de seguir negociando una salida soberana al Océano Pacífico para cerrar de ese modo la herida de una guerra que cercenó la soberanía nacional. Se mostró predisposición para dialogar, pero también se advirtió que se mantendrá la decisión de acudir a los organismos y tribunales internacionales demandando soluciones al centenario enclaustramiento.
Si hay algo rescatable del encuentro de presidentes en Lima es que se rompió el hielo que impedía un tratamiento directo entre las máximas autoridades para mantener vivo un diálogo que se hace necesario si se quiere avanzar por la vía diplomática, aunque desde Chile la señal no es así de abierta, si se recuerda una especie de condición del presidente Piñera cuando señala que “el diálogo estará enmarcado en el respeto al tratado de paz de 1904”.
Bajo tales alternativas el encuentro de mandatarios, que duró como un partido de fútbol, terminó prácticamente empatado y con la agenda de 13 puntos estancada, pues nuestro Canciller no quiso o no pudo crear las condiciones apropiadas para reactivar el tratamiento de los temas pendientes, entre los que se encuentra el tema marítimo, aspectos de comercio, integración fronteriza, el caso de las aguas del Silala y otros que merecen intercambio de opiniones en reuniones bilaterales que tenían un cronograma de realización y que ahora no tiene ninguna continuidad.
Hay un punto positivo del último encuentro de presidentes y se relaciona con un acuerdo conjunto para crear mecanismos especiales para encarar una lucha conjunta contra el contrabando y el tráfico ilícito de drogas. Por lo demás, la reciente reunión de Lima podría servir para mantener la instancia de diálogo como un elemento que reemplace a los vínculos diplomáticos oficiales que fueron rotos el año 1976, desde entonces sin haberse restituido el funcionamiento de las respectivas embajadas.
No hay mucho que esperar de este tipo de relaciones, con una serie de argumentos condicionados desde Chile y con una posición especial del Gobierno boliviano de sostener diálogo, pero paralelamente insistir en la búsqueda de soluciones que puedan sugerir tribunales y organizaciones internacionales. Fuera de esa perspectiva 90 minutos de diálogo y un fuerte apretón de manos, no marcaron ni un paso más en la solución del centenario enclaustramiento marítimo.
Fuente: LA PATRIA
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