Todos los discursos, y hasta los lemas que el hombre va inventando, van cambiando de acuerdo a las circunstancias; en la medida que la vida enseña los derroteros que debieran tener los seres humanos, para cumplir con la misión para la que han venido a este mundo. Cuando el hombre ve muy cerca la guadaña de la muerte, se humaniza; cambia sus conceptos y hasta las perspectivas de su visión del mundo.
Una muestra clara de lo que decimos es el cambio producido en el discurso del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Hugo Chávez, que hasta antes de que se le declare cáncer una enfermedad casi siempre mortal, se consideraba súper poderoso, y hasta consideraba que su palabra y sus actos estaban por encima de muchos valores superiores en los que creían sus propios conciudadanos. Atacaba a la iglesia y sus valores; la palabra de Jesús era nada más que un discurso “contra revolucionario”, y sus seguidores destruían las imágenes religiosas ante su mirada complaciente y hasta cómplice. La tolerancia que debía primar para respetar lo que otros creen en valores religiosos subjetivamente particulares, no era practicada por los seguidores de Chávez, menos por el mandatario venezolano.
En las últimas semanas se lo vio recibir la comunión, en una iglesia de su país. Parecía que había encontrado a Jesús en su camino. Muy contrito y pesaroso, con las manos juntas en señal de oración, daba la impresión de un sincero arrepentimiento. Es que la vida le había enviado un claro mensaje.
Hasta su lema de “Patria o Muerte, Venceremos”, cambió en sus mensajes escritos desde su lecho del hospital, donde recibía atención médica. Desde ese lugar, donde todos son iguales y luchan por sobrevivir aquejados por todo tipo de males, lanzaba su nuevo lema: “Venceremos y viviremos”, una oración de apego a la vida, como cualquier otro ser humano que está enfrentando desgracias que ponen en riesgo su existencia terrenal.
Sólo esperamos que el presidente Chávez, supere ese mal tan común de la humanidad y el que más vidas ha cobrado; y ojala que esa experiencia le permita superar sus fanatismos, su odio y su dogmatismo ideológico que hasta le hizo olvidar que Dios existe. Es que el mayor poder es el que radica en el poder de la fe, en la humildad y el respeto a todos los seres humanos; más aún, si han nacido bajo la misma bandera que también lo arrulló cuando vio la luz por primera vez.
Hasta Simón Bolívar, que es el referente al que acude con frecuencia el presidente Chávez, también le envió un mensaje premonitorio aquel lejano enero de 1814: “No envainaré jamás la espada, mientras la libertad de mi patria no esté completamente asegurada”. Esa libertad a la que se refería en ese instante el Libertador, tenía el mismo sentido que tiene ahora; es decir, libertad de pensamiento, libertad de expresión, libertad de acción y libertad de elección de la línea política qua más convenga a la patria y a quienes moran en ella; es decir, libertad democrática. Lo demás es ejercer una dictadura como la que permanentemente amenaza a Venezuela. Pero, para eso el Libertador Bolívar, también tenía un mensaje claro y contundente: “Huid del país donde uno solo ejerza todos los poderes, es un país de esclavos”.
Hasta el momento de finalizar este comentario, parecía que Chávez estaba dispuesto a escuchar la voz de su conciencia; ¡¡pero no!! apenas se sintió, según él, algo mejorado del mal que lo aqueja, volvió a ser el mismo y con su proverbial autoritarismo dijo que “gobernará hasta el año 2031”. Todo lo anterior quedó en el olvido. Lo que no tomó en cuenta, sin embargo, es que no se puede vencer al destino.
Por lo menos…esa es mi opinión.
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.