Payasitos ocasionales quieren cambiar el mundo con una sonrisa
25 jul 2011
Fuente: LA PATRIA
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Luciano, Mariano, y Álvaro, son tres jóvenes que llegaron de distintas localidades de la Argentina, con la pretensión de llegar a varios países de Sudamérica una sonrisa y cambiar de esta forma el mundo, ante la falta de políticas que permitan mejorar la situación de la población, un desafío que pretenden cumplir a la corta edad entre 20 a 23 años.
Luciano en un momento de descanso de su trabajo como payasito que se apuesta en las esquinas de algunas calles de la ciudad, realizando piruetas a cambio de una moneda, cuenta que si no obtiene recursos económicos, por lo menos espera una sonrisa de las personas para mejorar la vida diaria.
Narró que lo que pretenden es dar un momento de felicidad a la gente porque los ven amargados y tristes, pero al ver su cara pintada como payaso algunos se ponen contentos que es lo que les gusta.
Los tres payasos, son jóvenes que llegaron desde Buenos Aires y trabajan bajo el lema, “si no hay moneda, lo mejor es una sonrisa” que es lo que piden para continuar con el propósito de recorrer algunos países de Sudamérica, en una especie de reto para demostrar que tienen personalidad y madurez ante sus familias.
Lo cotidiano usualmente pone de mal humor a la gente, yo era cocinero estudiaba y veía la situación de las personas, lo que me motivó a emprender una larga caminata para llevar humor a parte de Bolivia, Perú y Ecuador, refirió.
Salieron de su país hace tres meses en los que tuvo comunicación con su familia, pero muy corta para evitar gastar el dinero, porque la llamada cuesta 3 bolivianos el minuto lo que complica su situación porque con lo que recaudan deben pagar alojamiento y comida.
Algunos días ganan aproximadamente 300 bolivianos pero en una jornada constante sin almuerzo desde la hora del desayuno. Este trabajo les permite cubrir los gastos de los días que no trabajan debido al mal temporal esencialmente o cuando se encuentran viajando.
Al ser consultado sobre qué consejo daría a los jóvenes de su edad al emprender esta travesía que no es fácil sin su familia, manifestó que lo único que les puede decir es que no se dejen consumir por la cotidianidad y hagan todo lo que les gusta con alegría, con la perspectiva de lograr sus metas a pesar de extrañar a sus seres queridos por ser una experiencia que les permitirá madurar.
“Soy muy sensible y no quiero ponerme así, pero ya me dio dos crisis por la falta de mi familia que me provocó volver a mi ciudad, pero surgió una fuerza que me empujó a seguir adelante y llegar a Perú en dos meses”, refirió.
Luciano Geridas, Mariano Laceras y Álvaro Cervato bautizaron la esquina de la calle Junín y Pagador como el “circo firulete” que significa el movimiento y sonrisa que brindan a los chóferes y ocasionales transeúntes que pasan por el lugar. Los tres se conocieron en el viaje y las piruetas las aprendieron en la calle con la práctica según contaron a LA PATRIA.
Sobre si tienen temor por la falta de seguridad ante un posible asalto; manifestó que existe temor como en todo lado, puesto que incluso su padre fue asesinado a la vuelta de su casa, motivo por el que deben afrontar todo tipo de situaciones con responsabilidad y madurez.
Fuente: LA PATRIA
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