A poco de los atentados gemelos sobre Noruega del viernes 22, los analistas coincidían en creer que lo más probable es que los autores de éstos fuesen los mismos que hace una década se volaron las Torres Gemelas de Nueva York.
Sin embargo, ya ha sido detenido quien se disfrazó de policía y disparó a cientos de adolescentes y jóvenes en el campamento de verano del Partido Laborista en Utoya: Anders Behring Breivik. Uno de los jefes de la Policía noruega, Roger Andresen, declaró que él es fundamentalista religioso (aunque no musulmán sino cristiano). Behring, a diferencia de los autores de los atentados de EE.UU. 2001 y Madrid 2004, no es un árabe o mahometano que llegó del exterior, sino un noruego apuesto, alto y rubio de 32 años quien en su Facebook reivindicaba valores conservadores.
Al leer la prensa escandinava vemos que toda ésta coincide en revelar que él fue militante de la Juventud y del Partido Progresista, la principal fuerza de oposición del país, entre 1997 y 2007. Según el "Bergens Tidende", Behring llegó a ser presidente o directivo de su regional oeste en Oslo entre 2002 y 2004. Para el director de la revista sueca Expo, Behring no actuó solo, pues aunque no se encuentre a otra persona junto a él, su accionar no es un hecho aislado, pues obedece a un ataque frontal a la socialdemocracia y al Estado noruego que ésta ha forjado en los últimos tres cuartos de siglo.
En el VG, el diario en cuyas inmediaciones explotó el bombazo contra el edificio de gobierno, Joran Kallemyr, líder del partido progresista en Oslo, reconoció haber conocido a Behring como un funcionario de su organización, aunque dijo estar tan sorprendido como que si alguien hubiese sido amigo de Hitler antes de que él hubiese sido un jefe nazi.
A pesar de que el Partido Progresista condena esa barbarie, no se puede ocultar el hecho de que hace 4 años el único autor aún conocido de la matanza de casi 100 civiles noruegos (la peor que esta nación ha sufrido tras la ocupación nazi de 1940-45) militaba en ese partido, del cual llegó a tener una posición importante en una de las regionales de la capital.
Los Partidos Progresistas de Dinamarca y Noruega nacen a inicios de los setentas ligados al régimen racista sudafricano y proponiendo eliminar los impuestos a las ganancias y eliminar el estado de bienestar social. Una de las cosas que les ha hecho más populares es su discurso contra la inmigración y el Islam.
Lo que ha pasado en Noruega es algo que debe producir reflexiones en toda Europa. La crisis que estremece a este continente y el rechazo a Al Qaeda ha venido siendo caldo de cultivo para que se masifiquen movimientos que pidan detener la inmigración y hasta hacer retornar a muchos ciudadanos europeos de padres inmigrantes.
El establishment europeo ha decidido no dejar que los ultraderechistas con tufo fascista (como Le Pen o el BNP inglés) puedan llegar a gobierno alguno. Sin embargo, ha aceptado que xenofóbicos "no fascistas" de la escuela del progresismo escandinavo, como el partido de Pin Fortyn en Holanda, la Liga Nórdica en Italia o el FPO.
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