Domingo 24 de julio de 2011
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Nos parece claro que la más alta, la más ferviente actividad del espíritu humano consiste en establecer modelos destinados a otra actividad del espíritu, mal conocida, difícil de poner en marcha. En este sentido puede decirse: todo es símbolo, todo es signo, todo es evocación de otra realidad.
Esto nos abre las puertas del infinito poder posible del hombre. Contrariamente a lo que creen los simbolistas, no nos da la llave de todas las cosas. Desde la idea de Trinidad, desde la idea de Más Allá del Fin, a la estatuilla pinchada con alfileres del brujo campesino, pasando por la cruz, la esvástica, el rosetón, la catedral, la Virgen María, los seres matemáticos, los guarismos, etc., todo es modelo maqueta de lo que existe en un Universo diferente de aquel en que la maqueta ha sido concebida. Pero las maquetas no son intercambiables: un modelo matemático de presa entregado al calculador electrónico no es comparable a un modelo de cohete supersónico. No todo está en todo. La espiral no está en la cruz. La imagen del bisonte no está en la fotografía con la que actúa el médium, el punto Omega del padre Teilhard no está en el Infierno de Dante, el menhir no está en la catedral, los números de Cantor no están en las cifras del Apocalipsis. Si bien hay maquetas de todo, todas las maquetas no forman un todo desmontable capaz de abrirnos el secreto del Universo.
Fuente: LA PATRIA