Pocas veces los revolucionarios pueden ser también demócratas, pues “en bien de la revolución” o – como se dice en Bolivia – “en bien del proceso”, los revolucionarios siempre están dispuestos a sacrificar algunas de las libertades y garantías que son esenciales para el ejercicio de la democracia.
Las nuevas revoluciones latinoamericanas atacan sistemáticamente a la libertad de expresión y le niegan a los ciudadanos garantías elementales como el debido proceso. En algunos casos han llegado al extremo de soslayar las libertades ciudadanas utilizando para ello a instituciones que se crearon con el expreso propósito de garantizarlas.
Mientras en Bolivia discutimos – ¿discutimos? – una Ley de Telecomunicaciones que entre otras perlas obligará a todos los medios a transmitir en cadena los mensajes presidenciales “importantes”, en Ecuador se le da un puntapié en el hígado a la ya muy golpeada libertad de expresión.
Luego de revisar un proceso de 5.000 hojas en lo que debieron ser 33 maratónicas horas, el juez Paredes dictó un fallo, lo mismo anticipado que insólito, sentenciando al columnista Emilio Palacio y a los dueños del diario El Universo a tres años de cárcel y a pagar la friolera de 40 millones (40.000.000,00) de dólares. El Presidente Correa se jactó de haber “marcado un hito histórico” aunque advirtió que pedirá que la sentencia se revise pues espera obtener los 80 millones que su acusación pidió.
Todo el juicio gira en torno a una columna titulada “NO a las mentiras”, firmada por Emilio Palacio y publicada el 6 de febrero de 2011 por el diario El Universo (http://www.eluniverso.com/2011/02/06/1/1363/mentiras.html). La columna gira en torno a lo ocurrido el 30 de septiembre en Ecuador, cuando Correa se metió en medio de un motín policial y estuvo confinado en un hospital, para luego ser rescatado en medio de un tiroteo. La columna expone las inconsistencias en las teorías conspirativas del gobierno de Correa y lo acusa de haber ordenado disparar sobre el hospital “lleno de civiles y gente inocente”.
Los eventos del 30 de septiembre en Ecuador demostraron cuan útil puede ser una Ley de Telecomunicaciones redactada a conveniencia de los que detentan el poder, pues en las horas siguientes al tiroteo (críticas en este tipo de casos) todos los medios fueron obligados a tomar cadena con los medios oficiales y así, la única voz que se escuchó en esas horas fue la voz del Gobierno.
Aunque su gran ego es una de sus características más conocidas, es poco probable que un hombre inteligente como Correa crea que su honra vale 40 millones de dólares. El espíritu de este juicio nunca estuvo en la reivindicación de Correa, pues de ser así habría bastado la oferta de El Universo de publicar una rectificación en los términos que el Presidente desee o la renuncia de Palacio en un último esfuerzo por salvar al diario. No, este juicio busca quebrar a El Universo y mandar una clara señal, que hay que medir las opiniones, pues uno puede terminar pagando los ahorros de la vida entera por cualquier crítica equivocada.
Mientras en Bolivia el presidente Morales manda a algunos opositores a la cárcel utilizando un sistema legal que no se cansa de criticar, el pragmático Correa utiliza a los jueces para callar a los críticos a fuerza de millonarias demandas. Esta es apenas la última de una hilera de demandas instaladas contra columnistas y medios críticos que se excedieron en el lenguaje o denunciaron hechos de corrupción sin el suficiente respaldo.
Es poco probable que Correa se detenga antes de dejar a El Universo en bancarrota, y con ello declarar que en Ecuador los delitos se pagan en efectivo. La peor consecuencia de este juicio no será la desaparición de un periódico de 90 años o los cientos de personas que condenará al desempleo, lo peor es que puede instalar en Ecuador la forma más aberrante de censura, la autocensura. Pero que Correa no se confunda, aunque este fallo es un triunfo para él, no bastará para callar a todos los “majaderos” (como comúnmente llama a sus opositores) ecuatorianos.
Para nosotros que vivimos en tiempos de revolución, habría que repetir por toda advertencia, la cita de Ayn Rand con la que El Universo llenó su portada en ese oscuro día para la libertad de expresión en Ecuador: “Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos, sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada".
(*) elcondordebolivia.wordpress.com
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.