Sábado 23 de julio de 2011
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Los diálogos que sostengo con mi abnegada lazarilla que me ayuda a caminar por las calles y callejones de la vida son pintorescos a veces y otros son culturales cuando conversamos acerca de manifestaciones verbales del Vicepresidente de la República señor Álvaro García Linera.
Ese singular personaje nos dejó boquiabiertos cuando hace pocos días manifestó que los bolivianos deberíamos aprender las 36 lenguas con las que se expresan los originarios de nuestro Estado Plurinacional, Multicolor y Folklórico.
Macacha y yo nos miramos absortos y tuve que preguntar a mi comadre cochabambina cuántos idiomas nativos dominaba, respondiendo que sólo dos: el español y el quechua, aunque este último sólo lo utilizaba coloquialmente cuando lo compartía con sus parientes en la “ciudad de los quinientos quitasoles”, como sigue llamando a Mizque.
Cuando me hizo la misma pregunta, le confesé honradamente que yo también soy políglota pues hablo varias lenguas y huevadas, lo cual ella puso en duda, manifestando que me había escuchado conversar en otras lenguas extranjeras importantes.
Tratando de comprender el pensamiento del cochabambino genial (García Linera), Macacha me dijo que un pastor protestante le había dicho una vez que nuestro Vicepresidente podría ser el Anticristo del cual nos hablan las santas escrituras, lo cual indujo a Macacha a pensar que si eso es verdad, este gobierno trataría de convertir a Bolivia en una Torre de Babel donde cada boliviano hablaría una lengua distinta lo cual evitaría todo diálogo y nos destruiríamos entre nosotros sin posibilidad de entendernos. ¿Será verdad que un cochabambino pudiera ser el Anticristo? No los creo, aunque en Cochabamba todo es posible.