Viernes 22 de julio de 2011
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Las catástrofes naturales siguen produciéndose dejando un reguero de dolor y muerte, así muchos se preguntan: “¿Cómo puede permitir Dios estas catástrofes, también las muertes? Pero Él no envía ninguna catástrofe, por el contrario, Dios advirtió oportunamente. En todos los tiempos habló a través de personas justas, Sus profetas. En nuestro tiempo Dios ha vuelto a enviar un gran profeta a los hombres, se trata de Gabriele, a través de la cual Él anunció y sigue anunciando Su mensaje, dando advertencias a la humanidad. Sin embargo, la mayoría de los hombres, encabezados por la casta sacerdotal, quienes en todas las épocas estuvieron contra los profetas de Dios, ni hizo caso ni escuchó a Dios.
Dios advierte desde 36 años a los hombres sobre las causas que creaban, las cuales les alcanzarían en forma de efecto si no cambiaban. Pero los teólogos se comportaron como siempre lo han hecho. Con el correr de los años se ha hecho cada vez más evidente que Dios no había provocado de ninguna manera pánico, si no que únicamente advirtió oportuna y cariñosamente para preservarnos de las desgracias que se avecinan. Hoy ya no se oye más reír a los teólogos de la palabra de Dios en la actualidad, pues ahora también los científicos confirman aquello que el Espíritu de Dios ya había manifestado hace muchos años por boca profética. Hoy en día la ciencia apenas puede ocultar las transformaciones que tienen lugar, pues los efectos son visibles y se pueden sentir.