La Verdad, no llego a entender al gobierno central. Siempre está haciendo cosas raras para desviar la atención de la ciudadanía; en especial, cuando se toman decisiones que están cambiando las estructuras del Estado. Por eso, las nuevas ideas que tiene el MAS, no siempre son aceptadas por la mitad, o por más de la mitad, de la ciudadanía boliviana. Por lo general, son medidas que no respetan los mínimos valores que en cualquier otro país, son el sustento de la democracia, la pluralidad y la institucionalidad.
Por un lado, están ahora jugando a que acudamos a las urnas para elegir a nuevos miembros del Órgano Judicial, pero entre candidatos ya elegidos en el Órgano Legislativo. Todo un movimiento de gente y de recursos del Estado (es decir de todos nosotros los bolivianos), que, en realidad, no tiene sentido. Lo más correcto habría sido ahorrar millones de bolivianos y nombrar a los nuevos magistrados, sólo desde el Legislativo, de esos ya seleccionados por el cuoteo sectorial del MAS. Un jueguito bien caro ese al que nos convocaron para el mes de octubre, para que le pongamos un barniz democrático a las listas de funcionarios judiciales que responderán, a no dudarlo, a las directivas del Órgano Ejecutivo.
Antes ya estábamos hartos del cuoteo al que nos tenían acostumbrados los partidos tradicionales. Pero resulta que, por lo menos, era producto de varias tendencias políticas y no se gastaba plata en elecciones; simplemente se los nombraba y punto. Por eso, el cansancio ciudadano en esa práctica odiosa y anti democrática. El resultado: retardación de justicia y fallos judiciales sesgados a favor de los litigantes proclives a los gobernantes de turno. Muchos creían que se venía un verdadero cambio; sin embargo, ahora nos dan más de los mismo, pero con el aditamento negativo que se gasta el dinero del Estado sin motivo y, lo que es peor, tratan de utilizarnos para “legalizar” ese cuoteo interno del MAS en el Legislativo y el “dedazo” del Ejecutivo, en un insulto flagrante a la inteligencia de los bolivianos.
El planteamiento de utilizar el derecho de votar blanco o nulo, es legítimo (no tuvo que aceptar este extremo el propio Vicepresidente del estado Plurinacional). De otra manera en ninguno de los procesos electorales hubiera existido una casilla para los votos nulos o los votos en blanco; es un derecho que no lo prohíbe la anterior ni la actual Constitución; es un derecho que otorga la libertad de pensamiento y de expresión.
El mayor temor del Ejecutivo, radica en que los votos, blancos o nulos, superen a los votos que se depositen en las urnas por los candidatos del MAS, lo que deslegitimaría cualquier elección, poniendo en serios aprietos a los que creían que una elección de ese tipo cambiaría las prácticas ilegales y prevaricadoras de los administradores de justicia. Un antiguo destacado jurista, declaró alguna vez: “la única servidumbre que no mancha es la servidumbre a la ley”, podemos declarar ahora que la servidumbre que mancha por completo, es la servidumbre de los operadores de justicia a los designios políticos, ignorando la ley.
En la historia de la humanidad las imposiciones que afectan a todo un conglomerado humano, aparte de ser rechazadas por el mismo hecho de ser impuestas, pueden acarrear a una inestabilidad social y política de imprevisibles consecuencias. Peor aún cuando en este instante se necesita una aplicación de justicia con credibilidad, con autoridad jurídica; pero, sobre todo con independencia de los otros Poderes, ante la arremetida de un súper poder en el que se va convirtiendo el narcotráfico.
Por lo menos… esa es mi opinión.
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