Martes 19 de julio de 2011
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El tema de Grecia es relevante desde una óptica política y económica, para el futuro de Europa y porque no, hasta de la economía global, pero lo sorprendente es que instituciones como el FMI siguen recomendando políticas que nunca funcionaron. Imbuidos por una política integracionista pero sobre todo económica, nació el euro como moneda común; obviamente detrás de todo ello, existía un criterio económico en que la integración de los mercados permitiría que las economías aprovechen sus ventajas y se especialicen, de tal forma de alcanzar un crecimiento económico armónico y convergente. Transcurridos bastantes años, los suficientes como para ver los hechos, la realidad nos muestra que no ha sucedido tal cosa con Grecia y sus vicisitudes son una realidad. Este país sigue teniendo los problemas de siempre con una estructura económica similar de hace décadas, sólo que ahora no puede disponer de ninguna política económica propia porque está bajo la zona del euro, que le imponen restricciones y debe sujetarse a los objetivos de convergencia de la zona del euro. Esta situación no es igual pero si es similar a la Argentina durante el plan de convertibilidad uno a uno, éste país para mantener la paridad del peso argentino respecto al dólar americano tenía que mantenerse de ser posible en superávit fiscal pero no pudo ya que el drenaje de divisas era enorme. Pues bien, también ese plan consideraba que la integración de la Argentina a la economía global abiertamente le permitiría ganar eficiencia y especializarse en la producción, en los hechos eso no ocurrió, la Argentina sigue teniendo su base productiva de hace décadas, pero peor aún, ha perdido base industrial y sea distanciado mucho del próspero Brasil. Ahora bien, es importante salvar a Grecia dentro de la zona del euro más por razones políticas que económicas, de permitir que salga Grecia primero demuestra el fracaso que todos puedan converger a los objetivos del euro, pero sobretodo porque otros países podrían asumir similar decisión. De acabarse la zona del euro volvería el viejo temor de los primeros años del siglo pasado de una Europa alemanizada. Pero también la historia nos muestra que no son las políticas del FMI las que ayudan a las economías en problemas sino la solidaridad internacional y las políticas estatales activas. Cuando acabo la segunda guerra mundial, EE.UU. no les puso condiciones de vencedor a los países beligerantes perdedores, el plan Marshall ayudó a la reconstrucción de Europa. EE.UU. les ofreció una ayuda multimillonaria a los europeos y los países empezaron a introducir al Estado como un actor relevante de las economías. En la última década del siglo pasado, Latinoamérica y en algunos otros países del mundo, viendo la pobreza y el peso de la deuda externa, no les quedo más que condonar la deuda a los países desarrollados. Un ejemplo más reciente, es la crisis financiera de EE.UU. donde no se utilizaron políticas austeras para enfrentar la crisis financiera, el Estado nacionalizo las pérdidas. Lo que Grecia y sus políticos han adoptado es una solución coyuntural, Grecia ha demostrado un desempeño económico de siempre no hay una economía en transformación ni mucho menos está cerca de convertirse en un similar dragón asiático, no sucedió en más de una década porqué tendría que suceder en dos o tres años. Aún es tiempo de corregir las políticas emprendidas de lo contario el presagio del ex primer ministro, el laborista y católico Tony Blair se hará realidad, la desaparición de la zona del euro.