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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 Pedro Domingo Murillo - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
(Sus dubitaciones y contradicciones)
• Por: Maricruz Quillaguamán S.
Don Pedro Domingo Murillo nació en el pueblo de Suri (región de los Yungas) en el departamento de La Paz el 17 de septiembre de 1757, sus padres fueron el sacerdote Juan Ciriaco Murillo y doña María Ascencia Carrasco. Para algunos historiadores Murillo era de origen criollo, otros dicen que fue mestizo, esta segunda versión parece la más aceptable por los rasgos que presenta su fisonomía en los cuadros pintados que lo representan. De todos modos, sus padres tenían solvencia económica por lo que le mandaron para que estudie la carrera de Derecho en la Universidad San Francisco Xavier de Chuquisaca, aunque parece que no terminó sus estudios. Fue dueño de las minas de Chikani, ofició también de azoguero, abogado, papelista, hacendado.
En 1781, cuando Túpac Catari cercó a la ciudad de La Paz, Murillo vivía en Irupana (Yungas) junto a su familia, en estas difíciles circunstancias para los españoles fue nombrado Teniente Capitán de la Primera Compañía de Fusileros, defendiendo de este modo a la Corona española. Su primera misión consistió en conducir a familias españolas que se morían de hambre rumbo a Cochabamba.
Posteriormente se le nombró ayudante Mayor del General José Reseguín, este enviado de Buenos Aires cuya misión era la de sofocar la rebelión de Túpac Catari. El 17 de octubre de 1781 Reseguín con 10.000 hombres acampa en El Alto y después rompe el cerco. Según algunos historiadores Murillo se dedicó luego a perseguir líderes indígenas, para apresarlos, torturarlos y eliminarlos. Según el historiador indio Waskar Chukihuanca afirma que montó uno de los caballos que descuartizó al líder indígena. Extremo que falta probar con documentación.
En suma, podemos señalar que en esta primera etapa de su vida cuando tenía unos 25 años, por salir en defensa de su familia, de sus bienes, propiedades, de su clase y de los privilegios que tenía fue totalmente realista, su apoyo fue incondicional a la Corona española.
Los años pasaron y sus ideas cambiaron, los grandes movimientos indígenas fueron el acicate para que muchos criollos y mestizos piensen en su propia liberación. Murillo también ha debido de ser afectado fuertemente por estos hechos.
Sin embargo, tuvieron que pasar otros 25 años para que Murillo se vea comprometido esta vez con una revuelta que debía empezar en 1805 en el Cuzco y debía ser secundado en La Paz. Para tal efecto, Murillo hizo circular pasquines en contra de la Corona española, empero esta conspiración fue descubierta y Murillo acusado, pero merced a sus habilidades de abogado pudo salir libre.
Sus ideas revolucionarias fueron consolidándose hasta llegar al 16 de julio de 1809, donde jugó el papel más importante de su vida, prácticamente encabezó dicha rebelión. Después de todas las medidas revolucionarias como la conformación de la “Junta Tuitiva”, su proclama, el plan de gobierno, Murillo supo mantener el orden y las disciplina en sus fuerzas.
Posteriormente, cuando se supo de la aproximación de tropas enemigas que eran mayor en número y armas, los cuales tenían una mejor organización a la cabeza de José Miguel de Goyeneche, hubo mucho desconcierto, muy natural en estos casos. Surgiendo cierta anarquía, se notó división de criterios entre los revolucionarios, el dilema era de pactar o continuar la lucha. “Los timoratos vacilan, los egoístas se guardan y calculan, los ambiciosos especulan, surge la desconfianza”. Difícil el papel de Murillo quien reclama, protesta, renuncia, reasume, trata de conciliar a los bandos opuestos, es denigrado y calumniado. Se defiende y al final exclama: “Al lado de vosotros he de derramar con el heroísmo más grande, hasta la última gota de sangre”.
Sin embargo, empezaron las dubitaciones de Murillo, empezó a anticipar un fracaso más que nadie, negocia con Goyeneche la rendición bajo amnistía general que el Cabildo acepta, pactando la capitulación. Parece que vio que era difícil pelear con un gran ejército, aparte de que las demás villas no siguieron rápidamente el ejemplo de La Paz. Individualmente pensó en salvarse y colectivamente pensó que el esfuerzo podría ser sofocado, aparecen las peleas internas y se produce la traición de Indaburo.
Pedro Indaburo que había estado a órdenes de Murillo como jefe de milicias, se alzó contra Murillo sometiéndole a prisión, acusándolo injustamente de traición. Ante esta situación las tropas acantonadas en Chacaltaya a la cabeza de Gabriel Antonio de Castro (algunos historiadores señalan que fue el verdadero héroe de estas gestas ya que nunca claudicó), regresaron a La Paz, derrotaron a Indaburo y lo mataron, dueño de la plaza Castro dijo: “Mediré mi espada con la de Goyeneche”. Pero Murillo no fue puesto en libertad.
Castro dirigió sus tropas a los Yungas, llevando prisionero a Murillo se dirigió a Irupana, en el camino Murillo logra escapar, enviando posteriormente cartas a Goyeneche, denunciando los planes de Castro y poniéndose bajo su protección y clemencia. Las fuerzas de Castro son derrotadas en Irupana donde fue abatido.
Posteriormente Murillo es apresado en Zongo. Después de su captura conversa toda la noche con Goyeneche, la historia no tiene registrado nada de esta conversación. Así fue que el 29 de enero de 1810 son ahorcados los “Protomártires de la Independencia”, a la cabeza de don Pedro Domingo Murillo. En el último minuto de su muerte Murillo recupera su dignidad y su honra, levanta el brazo y grita proféticamente a la multitud: “La tea que dejo encendida nadie la podrá apagar”. Muere heroicamente y su legado fue cumplido.
(*) Abogada
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