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Domingo 17 de julio de 2011

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Revista Dominical

Una fecha para olvidar

El día que los militares hirieron de muerte a la Patria

17 jul 2011

Fuente: LA PATRIA

No se respetaron los derechos ciudadanos e imperó la fuerza de la bota militar • Por: Dehymar Antezana - Periodista

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Quienes siempre dicen amar y juran ante la enseña Patria, durante los actos solemnes, se convirtieron el jueves 17 de julio de 1980 en los “caínes” de la Biblia, porque ese nefasto día hirieron de muerte a la Patria, al conculcar uno de los preceptos por los cuales los bolivianos luchaban y que hoy día también es pisoteada, la democracia.

Para rememorar un poco de historia en ese día nefasto para el país, extractamos la publicación del matutino LA PATRIA que en una de las notas de la primera plana del 18 de julio decía:

“La guarnición militar norteña de Trinidad se alzó esta mañana (jueves) contra el gobierno para impedir que Bolivia se convierta en “satélite de soviéticos, chinos o cubanos”, en una insurrección que de inmediato generó amenazas obreras de huelga general y bloqueo de caminos.

La guarnición que cuenta con unos mil hombres, emitió un pronunciamiento firmado por su comandante, el coronel Francisco Monroy, y sus principales oficiales, exigiendo que los militares tomen el gobierno y desconozcan las elecciones del 29 de junio.

El consejo de ministros se reunió de emergencia, mientras organizaciones sindicales convocaron a trabajadores a prepararse para la huelga general y resistir el golpe facista.

Las elecciones fueron ganadas por mayoría relativa, por el ex presidente y candidato de izquierda, Hernán Siles Zuazo, resistido por la oficialidad militar conservadora, cuya victoria casi ciertamente será ratificada por el Congreso dentro de dos semanas.

La guarnición alzada a unos 500 kilómetros de La Paz, ordenó a sus hombres tomar de inmediato, control de la ciudad y a través de emisoras locales, hizo leer una proclama de siete puntos “en salvaguardia de los supremos intereses de la Patria”.

CARRERA

Paradójicamente, un día antes del golpe, cuando La Paz celebraba su fiesta cívica, se iniciaba la carrera nacional automovilística denominada: Gran Premio “El año de la Democracia”.

Pese a las muertes y a la huelga general indefinida que había decretado la COB, la carrera siguió su curso con normalidad. La competencia terminó el domingo 27 de julio en la ciudad de El Alto y fue ganada por Hugo Alvarado.

INTERVENCIONES

Ese día nefasto, nos referimos siempre al 17 de julio de 1980, los militares haciendo escarnio de su poder armamentista, tomaron por asalto las calles de las ciudades del país, utilizando tanquetas y tanques, los soldados transitaban armados en caimanes, para atemorizar a la ciudadanía, con su presencia. También utilizaron ambulancias para secuestrar dirigentes de corte izquierdista y comunista, o aquellos que se oponían al triunvirato militar, que días después coronarían a García Meza, como uno de los peores presidentes de la historia nacional y que hoy paga centavo a centavo, su accionar soberbio en contra de sus compatriotas en la cárcel de Chonchocoro.

Quizás uno de los episodios más trágicos se vivió en la sede de gobierno, cuando intervinieron la sede de la Central Obrera Boliviana (COB) y donde perecieron algunos dirigentes sindicales y políticos que formaban el Comité Nacional de Defensa de la Democracia (Conade), entre ellos, Marcelo Quiroga Santa Cruz, quien fue torturado y acribillado por los “facistas”, no contentos con ello, hicieron desaparecer su cuerpo. Se presume que sus restos óseos ni siquiera existen, porque fueron quemados en uno de los hornos de fundición de Vinto, en la ciudad de Oruro.

MEDIOS

Los medios de comunicación dejaron de funcionar con el paso de las horas y de los días, fueron intervenidos, algunos de manera pacífica y otros con brutalidad, vulnerando por completo la libertad de prensa y la libertad de expresión.

Algunos periodistas fueron perseguidos y otros se declararon en la clandestinidad, al igual que dirigentes políticos, sindicales. Pese a esa situación, los trabajadores de la prensa comprometidos con su pueblo, informaban a la ciudadanía lo que acontecía en el gobierno del oscurantismo.

En el caso de los trabajadores de los medios impresos, sus trabajadores debían sacar salvoconductos para circular durante la madrugada, ya que en el país imperaba el toque de queda.

ORURO

En Oruro, las actividades durante la mañana del 17 de julio de 1980, fueron normales, pero a medida que la jornada avanzaba, fueron parando actividades los trabajadores, quienes se sumaban a la huelga general indefinida que había decretado la COB, en ese entonces comandado por el dirigente Juan Lechín Oquendo.

Uno de los primeros sectores en desmarcarse del paro fueron los campesinos, quienes en oportunidad de la inauguración oficial de la provincia Sur Carangas, decidieron apoyar el gobierno militar e invitaron al dictador Luis García Meza a su día festivo. Allí tenían que concentrarse más de 10 mil campesinos, quienes debían firmar el documento que fue denominado: “Reconstrucción Nacional”.

Con el paso de los días, varias instituciones fueron intervenidas por los militares, quienes debían asumir las órdenes del Alto Mando.

Hubo una serie de restricciones, abusos y violaciones constantes a los derechos humanos, en contrapartida, los cabecillas del golpe ensuciaron el país con corrupción, narcotráfico y violencia.

RECUERDOS

Para mucha gente que vivió en esa época, esa fecha solo es un recuerdo más, un recuerdo que quizás tardará en olvidarse, porque la Patria se tiñó de muerte y luto.

Los militares trataron de disfrazar el golpe de Estado, a nombre de expulsión de grupos comunistas y socialistas. En ese momento, nunca meditaron el daño que le hacían a las futuras generaciones y tampoco razonaron que traicionaban a la Patria que los viera nacer.

Su angurria y sed de poder, les llevaron a condenar a Bolivia a un endeudamiento de proporciones, situación que pagaría años más tarde, la Unidad Democrática y Popular.

Este capítulo del país que debe ser olvidado, también debe servir a los bolivianos de reflexión, ya que si bien se sufrió para recuperar la democracia, ahora es cuando se debe pensar en preservarla y cultivarla, donde todos tengamos el sano derecho de expresarnos libremente, sin que se nos impongan leyes que van haciéndose una mordaza, para someternos a una dictadura jurídica, que solo dañará a la nación y la postrará en la perdición.

Fuente: LA PATRIA
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