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Domingo 17 de julio de 2011

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Revista Dominical

“Tengo prisa por vivir” libro que refleja realidades de la juventud

17 jul 2011

Fuente: LA PATRIA

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Cuando una persona se traza objetivos y no descansa hasta conseguir verlos plasmados, demuestra constancia y firmeza, así es Marcia Batista Ramos, una escritora que hace dos años decidió escribir, y hoy ya contamos con cinco obras de su autoría.

Marcia es una mujer con sueños y frustraciones; asegura que aún que, sea bastante fuerte...se caracteriza por ser muy sincera, tiene profunda fe en Dios y cree en el amor. Nació en Rio Grande do Sul, estado al extremo sur de Brasil, vino a vivir a Bolivia hace 23 años, y vive hace 17 años en Oruro; es madre de un quirquincho: Aaron Jason y de una Portoalegrense: Stéphanie.

Y a través de sus textos trasmite experiencias y temáticas que vayan a reafirmar o cambiar, tal vez, el pensamiento de las personas, todo dependiendo del lado por el que vean las cosas.

Es así que interesados por esta nueva obra, le hicimos algunas preguntas que nos expliquen un poco sobre su motivación para escribir sobre una temática importantísima, pero, si se quiere, difícil de entender, “la juventud y sus actitudes”.

Márcia Batista Ramos, a dos años de haber empezado una carrera como escritora, tu quinto libro es una novela juvenil. ¿Cuál tú motivación para escribir sobre la juventud?

En la actualidad, la literatura, perdió espacio para la televisión y para el Internet; las personas asimilan nuevos patrones de comportamiento a través de la televisión, sin objeción; los jóvenes de hoy, nacieron con el control remoto de la televisión en la mano y aprendieron otras habilidades que el desarrollo de la tecnología les permitió, pero, no desarrollaron el gusto por la literatura. Tanto es así, que vemos a diario a los jóvenes comprando juegos, DVDs, o utilizando el Internet, sin embargo, no los vemos comprando libros o entrando a las bibliotecas. Por otro lado, los escritores, en nuestro medio, también demuestran cierta preferencia por el público adulto y la literatura juvenil no es un tema explotado, en ese análisis, en conversación con mí editor surgió el tema. Yo, no dudé y me lancé al nuevo desafío. Tuve que buscar temas del interés del público juvenil; también tuve que ponerme al corriente del lenguaje con el cuál se comunican, para que el lector se identifique con el personaje. Y tuve que escribir de forma concisa y directa, para no hacer más un libro, “aburrido”, que se quede a medio leer; ya que los jóvenes son muy auténticos: ó les gusta o no les gusta una obra literaria. Por tanto escribir sobre la adolescencia resulta sumamente atractivo, muy interesante y muy particular. Entonces, el intento de acercarme a la juventud, fue motivación suficiente para escribir: “Tengo prisa por vivir”.

¿Por qué el nombre del libro?

Es interesante esta pregunta, pues, yo siempre empiezo a escribir por el título, después, viene la obra, pero, en este caso, yo terminé de escribir y aún no tenía título, entonces algunas personas jóvenes leyeron el borrador y sugirieron algunos títulos y entre todos (éramos cuatro personas) decidimos por el título, que refleja la obra; como también, refleja la situación psicológica de los jóvenes que quieren hacer todo muy rápidamente como si estuviesen en el final de algo y no al empiezo de su gran historia: la historia de sus vidas. Ellos obran como si no supieran que tienen el mundo a sus pies. Muchas veces, pienso que los jóvenes de hoy, no aprendieron a soñar; peor, no aprendieron a perseguir sus sueños; y por ende, a permitir que sus sueños se tornen realidad. Recordando que la adolescencia es un momento de extraña incertidumbre, descubrimientos y apuestas, es posible hacer escritos atractivos que reflejen todo esto. En la búsqueda por experimentar, inmediatamente, las cosas que hacen los mayores, muchos adolescentes toman caminos no muy buenos en sus vidas…Eso ocurre con los personajes de “Tengo prisa por vivir”.

¿Cuál el mensaje que se quiere trasmitir?

Para mí, en particular, es medio complicado eso de trasmitir mensajes. Primero, porque no tengo la intención de hacerlo, no me siento un Arcángel Gabriel, tampoco me considero la palmatoria del mundo. La intención al escribir esta novela juvenil, era que los lectores se sintieran identificados con la temática y el lenguaje; porque, las obras escritas en un lenguaje erudito y rimbombante, en otro planeta con seres de otro planeta, totalmente desvinculadas de la realidad, ya cansan a una generación inteligente, que ve ficción científica en la televisión y juega ficción. Además, ocurre que como escritora desgrano ideas, lógicamente, cargadas por el bagaje de mí propia existencia y digo las cosas como las comprendo y el juicio de valor lo dejo para el lector. Y, en el caso de ésta obra, no por el simple hecho de que los lectores son jóvenes no significa que no tienen un censo crítico apurado y que necesitan una intención detrás de las palabras. En verdad, cualquier obra literaria está cargada de mensajes, pero, los lectores son los que van a identificar los mensajes según sus necesidades, criterios o la amplitud de su pensamiento.

¿En todas las épocas la juventud pasará por similares problemas? ¿Habrá diferencias? ¿Cuáles?

Bueno, usted, me complica la existencia con su pregunta. Yo no sé cual será el desarrollo de nuestra sociedad, normalmente, puedo hablar del futuro inmediato de las personas que me consultan en un ámbito personal. Pero, yo pienso que en relación a la pregunta que usted me plantea es imposible saberlo. Podemos hablar de lo que fue… Otrora, la gente joven estaba interesada en practicar deportes, en aprender muchas cosas para superarse intelectualmente y los problemas existenciales eran más profundos, no se reducían a las apariencias; los jóvenes querían un poco de libertad, para expresarse. Además, los jóvenes de entonces, tenían más dificultades en su propio hogar, porque la educación era mucho más restricta y los padres eran totalmente verticales y severos, exigían mucha actitud positiva de los hijos. Actualmente, los padres facilitan demasiado la existencia de sus hijos y al brindarles todas las cosas creadas para consumir, favorecen, entre otras cosas, a que los jóvenes no piensen en superarse económicamente a temprana edad, como hacían antes. La televisión influenció para que las nuevas generaciones entiendan la sexualidad como algo casual, no con el compromiso, la seriedad y la responsabilidad de épocas pasadas. Fueron tantos los cambios, por una serie de factores, en el comportamiento de los padres, que los problemas de la juventud también cambiaron. Hoy, la desesperación de muchachas y muchachos por la apariencia física es absurda, pierden precioso tiempo y mucha salud por tratar de estar a la par con los cánones impuestos por minorías, que tienen poder de influenciar a través de los medios de comunicación, desde otros países, y nuestros jóvenes se olvidan que la meta es ser feliz. En un futuro no lejano, yo espero que las cosas cambien para mejor y que los problemas de la juventud sean más profundos, como la paz mundial o la búsqueda por la superación espiritual. En ese entendido, es muy difícil determinar lo que viene, pues, los jóvenes de hoy son los padres de los jóvenes del mañana y no tengo idea de cómo educaran a la próxima generación, ni de lo que podrán pensar sus hijos.

¿Para escribir el libro se tomó algunas experiencias de la vida?

Ciertamente que sí. Yo siempre pienso que la vida en todas sus expresiones es literatura. Pues, en los sucesos de la vida podemos observar lo bello, lo feo, lo cómico o lo trágico. Entonces, cuando salgo a la calle y veo una joven con las piernas arqueadas como si tuviera raquitismo, con un pantalón justo de cintura baja, dejando libre los huesos de la cadera como si fuera una especie de deformidad, miro su cara y veo ojos profundos en un rostro cavernoso, normalmente con mucho maquillaje…me entristezco, porque esta jovencita debería estar rebosante de salud y alegría y eso seria suficiente para que su belleza esté manifestada. Del mismo modo, me causan congoja otras actitudes de las personas muy jóvenes, como el uso excesivo del alcohol, por los nefastos resultados para sus propias vidas. No pasa por mí ningún intento de ser moralista, existen cosas que no combinan con mí manera de ser; el tema es que veo gente demasiado joven haciendo cosas que les va doler por el resto de sus días, eso me asombra. Lógicamente, que para la vida real yo solo deseo finales felices.

¿La guía que existe al final del libro, está orientada solo a los maestro?

Las sugerencias de actividades sirven para que los padres, tíos, amigos conversen con los jóvenes sobre: suicidio, sexualidad, drogadicción y los temas que son tratados en el libro; de igual manera sirve para que los profesores trabajen en clases, como ya ocurrió con esta obra que fue trabajada como una obra teatral en un colegio de Potosí. Los profesores, cuando son amplios, hacen maravillas en el salón de clases, buscando una formación integral para sus alumnos. En realidad, aquellos profesores que están bien formados, siempre aprovechan las sugerencias para ampliar las posibilidades a explorar, siendo que, para ellos la guía es apenas un punto de referencia.

¿Cómo ayuda el análisis del texto para que los estudiantes cambien sus actitudes?

La literatura normalmente está plagada de sentido de valor; lees algo y piensas sobre lo leído; es normal. Por tal motivo, todos los lectores meditamos sobre lo leído y adoptamos como ejemplo a seguir o a no ser seguido en nuestra vida. En “Tengo prisa por vivir”, pasa lo mismo, cada joven que lo lea meditará, luego utilizará su libre albedrío para afirmarse en su comportamiento o cambiar, según sus criterios. Siempre que te identificas con un personaje, sea porque habla tu mismo lenguaje, sea porque comparte tus problemas o experiencias, la tendencia es que pienses sobre las posibles salidas del problema; como también que evites el camino del infortunio si ya sabes lo que pasará a continuación, y si aún no llegaste a nefastas consecuencias en tu vida personal puedes cambiar tu destino. La gran diferencia con ver una historia en la televisión o leer una historia, es que cuando lees piensas sobre lo leído. Y la verdad es que cuando piensas sobre una situación, puedes decidir para donde encaminarte.

Explícanos sobre la tapa, su significado.

Es una tapa sencilla que tiene mucho que ver con la temática del libro y con el título de la obra. El reloj de arena significa el tiempo, y las cosas que caen con la arena dentro de la ampolleta son la significación grafica de los deseos manifiestos por los jóvenes, de que vivir esta asociado a ciertos placeres; y la joven anoréxica que esta sentadita de espaldas, con un rostro precioso de muñeca, es la representación de las muchachas bellas que se destrozan por no creer en sí mismas y buscan una apariencia idealizada, bajo el erróneo criterio de que la belleza se relaciona con el poco peso, poniendo en riesgo sus propias vidas.

¿El tema de verse delgada y esbelta cómo se puede superar?

Es importante tener en cuenta que no es necesario verse delgada y esbelta para ser bonita; además de que esos atributos están relacionados con una vida sana y equilibrada, como también con la constitución física y la herencia genética. Pero, mientras las personas no entiendan que lo fundamental es invisible a los ojos, van a seguir preocupadas con las apariencias. Toda persona que se mire al espejo para buscarse defectos, seguramente, los encontrará. Aquellas personas que están seguras de sí mismas, nunca buscarán el espejo para desmejorarse. La autoestima no esta vinculada a la apariencia, la autoestima se vincula con actitud y actitud no se vincula con el peso. Ahora, entender eso, poner en práctica y desechar los patrones temporales de belleza (temporales porque hubo un tiempo que ser rellenita era bello), es una cuestión de madurez. No se puede caer en criterios falsos, solamente porque existe un número de personas que no es capaz de opinar contra la corriente. En verdad el ser humano tiene todas las condiciones para ser feliz, pero, se esfuerza en buscar el camino del infortunio.

Fuente: LA PATRIA
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