Sábado 16 de julio de 2011

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La causa verdadera y eficiente de la Guerra de la Independencia fue el movimiento intelectual de la época, que creó nuevas doctrinas políticas y difundió en los pueblos las ideas de “libertad y derecho”, comenta un historiador y al referirse al célebre caudillo cuya proclama es por demás conocida: “LA TEA QUE DEJO ENCENDIDA NADIE LA PODRÁ APAGAR”.
Agrega: “Si a estas circunstancias se unen los antiguos motivos de rencor que habían existido siempre contra el dominio de España, por las mil injusticias del sistema Colonial; si se recuerdan los levantamientos de Alonso de Ibáñez, de Antonio Gallardo, de Alejo Calatayud, de Juan Santos, de Juan Vélez de Córdova; las otras sublevaciones de indios en tiempo de los virreyes Manzo de Velasco y Manuel Amat, y por fin los más célebres levantamientos de Túpac Amaru, de los Catari, de Sebastián Pagador, la intentona de Pedro Domingo Murillo en 1805 y la conspiración en que éste se halló comprometido en 1806, se verá que nada es más pueril que disputarse el honor de la iniciativa en una cosa que caía por su propio peso, como fue la idea de la emancipación americana en 1809”.