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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 Entre el infierno y la gloria - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
No somos expertos en cuestiones deportivas, mucho menos en fútbol. Ello, empero, no nos priva –suponemos- de que podamos opinar. A todos nos concierne de alguna forma la suerte del equipo nacional cuando juega fuera. Pero para sentirse orgulloso o defraudado no es necesario ser hincha ni fanático. El fanatismo es siempre malo, trátese de lo que se trate.
Lo que pasa es que la selección con sólo llevar el nombre del país ya nos involucra a todos en el baile, “sin saber leer ni escribir”. No hay como un evento internacional para exacerbar el sentimiento de la nacionalidad. A los jugadores les obliga a expedirse al máximo y también causa la crispación nerviosa por el peso de la responsabilidad. Hay equipos que entran a la cancha llevando en el espíritu la fortaleza que proviene de su país y otros la vulnerabilidad del suyo.
Aunque es verdad que antes del pitazo final todo puede ocurrir en la cancha, es también sabido que hay cierto nivel estable que caracteriza a los equipos. Argentina y Brasil, por ejemplo, mantienen ese nivel. Sus caídas –que las tienen– son la excepción. El rendimiento de gran nivel, la regla. En cuanto hace a Bolivia, es forzoso tener el coraje de admitir la realidad. Lo que pasa con los grandes, otro tanto sucede con los otros, pero con la relación a la inversa entre la excepción y la regla.
El reconocer serenamente la realidad y obrar en consecuencia, sin arrebatos triunfalistas ni sentimientos fatalistas, debería ser la norma de comportamiento colectivo. Y para tal efecto, el trabajo de la prensa deportiva es fundamental; puede inducir a la exaltación o a la templanza; a la euforia o a la serenidad. Los jugadores necesitan llevar a la cancha confianza y entereza. Llegado el caso, sobrellevar la derrota con gran dignidad, sin amargura ni desaliento. Tampoco “emborracharse” con el triunfo, sabiendo que la suerte suele oscilar entre el infierno y la gloria.
Lo que ocurrió ahora último en el partido con Argentina fue todo un laboratorio aleccionador. En su cancha y con todos sus “astros”, los albicelestes eran los favoritos de la apuesta, pero Bolivia se agrandó de pronto hasta casi sellar la derrota de aquellos. El inesperado empate con sabor a triunfo obnubiló a los fanáticos. Se dio por descontado un desempeño similar ante Costa Rica. La conmoción emocional se desbordó. Luego le sucedió a Bolivia frente a Costa Rica lo que a la Argentina frente a Bolivia, ni más ni menos.
La arrogancia presuntuosa, el aparato de la estridencia folklórica, la cábala presidencial, en fin, toda la parafernalia festiva trasladada a Jujuy, fue la presión emocional que socavó la fortaleza del equipo boliviano. La vulnerabilidad psicológica en un trance de competencia deportiva internacional tiene hondas raíces históricas y culturales. Valdría la pena incluir este elemento en el análisis a la hora de efectuar los balances o cuando tras la derrota es preciso poner las barbas en remojo.
(*) Columnista independiente
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