Jueves 14 de julio de 2011
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Los problemas que se producen cotidianamente en “nuestro campanario”, como se identifica al sitio donde desarrollamos nuestras actividades más comunes, revelan que las disposiciones municipales dictadas en otros tiempos y seguramente en otras circunstancias, actualmente están fuera de contexto.
Una mayoría de esas “leyes municipales” han quedado obsoletas o su contenido ya no responde al avance de los hechos y las circunstancias, por tanto merecen ser replanteadas y en algunos casos reforzados con nuevos elementos que permitan su aplicación pragmática para ordenar la ciudad.
Las “ordenanzas” tienen ese sentido de ordenamiento, regulación, preservación y cuidado de la seguridad ciudadana, por tanto su cumplimiento debe ceñirse de manera estricta a las propias necesidades de la comunidad, en sus diversas actividades y la solución de los problemas emergentes de un crecimiento lógico de la población y con ese fenómeno imparable la apropiación de medidas que hace años tenían cierta utilidad y que ahora simplemente no sirven.
Por ejemplo en días pasados se procedió a un operativo para “liberar espacios que corresponden a los peatones en las aceras”, por lógica consecuencia los comerciantes se sintieron afectados al reclamar “derechos” sobre uso de una cantidad de centímetros delante de cada negocio de acuerdo a ordenanza en plena vigencia. Las contradicciones son claras, posiblemente ese instrumento regulador estimaba la posibilidad de ceder campo a la extensión de puestos, porque posiblemente entonces el tráfico de personas y vehículos no tenía la densidad actual que pone en riesgo la humanidad de la población.
Fuente: LA PATRIA