Hay coincidencia entre funcionarios del Gobierno nacional y de los Estados Unidos respecto a que estamos muy cerca de la suscripción de un “acuerdo marco” entre ambos países, situación que podría darse muy pronto, una vez que se completen algunos detalles en las traducciones de los documentos.
Hay avances sustanciales en lo que corresponde a los términos del acuerdo de cooperación bilateral, aunque se reconoce que se trata de un convenio muy complejo que “cada país lo ha tomado muy en serio” y por tal circunstancia se demora en la aprobación de algunos aspectos, según lo explicaron los altos funcionarios estadounidenses y simultáneamente dos ministros del país, el de Relaciones Exteriores y el de Comunicación.
El caso en nuestro país proviene del año 2008 cuando el Presidente boliviano expulsó al embajador norteamericano y puso fuera de circulación a Usaid, provocando la reacción del Gobierno del Norte que por su lado despidió también a nuestro embajador, pero más que eso, eliminó las preferencias arancelarias en el Atpdea, poniendo en vilo a nuestros exportadores que hasta el presente no han podido reemplazar ese mercado, ni siquiera Venezuela alcanzó el nivel comercial que se espera sea repuesto en el nuevo acuerdo.
Las notas señalan que La Paz y Washington intentan recomponer relaciones sobre la base del respeto mutuo y además se consignaría también con urgencia el restablecimiento de los vínculos diplomáticos suspendidos desde mediados del año 2009, aspecto que es básico –se supone- para llegar a la suscripción de un nuevo acuerdo que interesa a los dos gobiernos, pero sobre todo al nuestro en función de las actividades comerciales, hay que entenderlo de ese modo, sin pecar en actitudes de soberbia.
Las lógicas posiciones de ambos gobiernos son de análisis en las esferas correspondientes, en lo que a Bolivia atañe se sabe que el planteamiento oficial menciona un acuerdo sujeto al “respeto a la soberanía, dignidad y la autodeterminación de los pueblos”, se entiende más allá de las diversas ideologías y visiones políticas que menciona la otra parte y que sin revelarlo públicamente añade también respeto a los acuerdos relativos de manera especial al control del narcotráfico y la lucha abierta contra ese flagelo.
La figura del nuevo acuerdo menciona el término “cooperación” y la dimensión de ese concepto encierra por supuesto obligaciones y deberes, pues en el marco de una cooperación mutua es imprescindible que ambas partes estén dispuestas a cumplir su compromiso dando fe de sus buenas intenciones y de la responsabilidad que entraña suscribir un acuerdo marco, cuyas reglas de juego no podrán romperse al calor de la euforia motivada por intereses exógenos y apartados de la realidad nacional.
Todos los acuerdos de cooperación son positivos si se enmarcan en ese respeto que demanda nuestro Gobierno y que también deberá cumplirlo para que en la medida del consentimiento mutuo pueda ser ampliado para lograr mayores beneficios comunes. Estamos frente a un inminente restablecimiento de relaciones y renovación de acuerdos con EE.UU., algo que demandó la comunidad y lo entendió el Gobierno. Ojalá no se altere este ciclo positivo.
Fuente: LA PATRIA
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