Loading...
Invitado


Domingo 10 de julio de 2011

Portada Principal
Cultural El Duende

EL MUSICO QUE LLEVAMOS DENTRO

Abrazar con el oído

10 jul 2011

Fuente: LA PATRIA

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

Mozart, cuyo nombre completo era Joannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus, familiarmente conocido como Wolfie, añadió además a su identidad Amadé, que en francés se traduce como amante de Dios. Sus composiciones trascendieron el mecanismo de la inspiración. Así escribió él mismo su labor creadora:

A veces, viajando en coche, o después de una buena comida, o paseando de noche cuando no puedo dormir, las ideas se me agolpan flotando y mejor que nunca. Las que me complacen las retengo en la mente y las tarareo, como algunos me aconsejan que haga. Si no las suelto, me llegan bien pronto unas tras otras, y ya tenemos un fragmento para ser utilizado como pieza mediante el contrapunto, contando con la sonoridad de los diversos instrumentos. Entonces me reconforta que nadie me moleste. Para que no cese de crecer, le doy cada vez mayor amplitud, mayor claridad, y la cosa resulta casi terminada en mi cabeza, aunque luego requiera algún tiempo para abarcarlo todo en visión espiritual como un bello cuadro o una encantadora figura humana, y que lo oiga en imaginación, no después de haber ocurrido esto en el orden en que hayan venido las cosas, sino de pronto y todo a la vez. ¡Es un verdadero regalo! Todo, encontrar y hacer, se me presenta ahora ni más ni menos que como una bella idea vigorosa. Abrazar con el oído todo a la vez es lo mejor que existe.

Seguramente, cientos de músicos pudieron dejar un texto similar, porque aquel que tiene poder de creación recibe –brotan de él– un caudal de ideas en forma de melodías, ritmos y timbres en el universo de sonoridades instrumentales. Llegan sin interrupción para suscitar la incesante actividad mental que lleva a la diversidad y al talento.

Cuando la mente se activa por la tensión de un propósito, cuando ninguna perturbación interfiere, puede producirse de pronto y todo a la vez como un regalo, la madurez del fruto creador. No se inspira el distraído, el que se entretiene, sino el persistente, el consistente, el perseverante. Por ello quedamos cautivados con la intensidad de los momentos musicales. ¿Y si la inspiración es extensa? Como los grandes frescos, van tomando forma y asumiendo el hálito vital del creador con una sostenida labor que no suelta las ideas. Ordenar los sonidos en la mente es un don, la calidad del resultado depende de un subsuelo anímico rico.

Fuente: LA PATRIA
Para tus amigos: