Sábado 09 de julio de 2011

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Se le nota cabizbajo, fastidioso y por momentos ido mentalmente de los partidos. No es el mismo Lionel Messi que se ve en el Barcelona. Esta versión argentina de ´La Pulga´ es menos galáctica y más terrenal.
Pero hay razones, siempre hay razones. "Messi nunca juega mal. Los que juegan mal son los que tiene alrededor", sentenció hace unos días Julio Grondona, presidente de la Asociación del Fútbol Argentino y uno de los principales "protectores" de Leo en la selección.
No está tan alejado de la realidad el dirigente, aunque hay matices que deben ser señalados.
A saber: en el Barsa Messi se divierte y es feliz. No es el salvador del equipo, sino la principal estrella de la constelación blaugrana. No es el habitual organizador del juego -tarea que magistralmente cumplen Iniesta y Xavi Hernández-, sino que suele terminar las maniobras ofensivas con esa envidiable calidad que sólo tienen los genios del fútbol.
Además de los cerebros del equipo culé, Messi dispone de otros notables compañeros que se ofrecen como descarga y conjugan verbos futbolísticos similares a los suyos, como el brasileño Dani Alves, el francés Eric Abidal o David Villa, por citar sólo tres ejemplos.
Fuente: Buenos Aires, 8 (EFE).-