Así de claro, avanzar en función de planes específicamente definidos no es cuestión de más y más siglas, pues lo que la ciudadanía quiere ver son obras y no tanta dispersión en denominativos como PDD, un PDM, un PDN y ahora una AMD que manejados con intereses muy particulares sólo burocratizan el sentido de ejecución de los proyectos locales sin orden de prioridades y más bien con ciertos arranques de competencia entre políticos y estos con los cívicos o con otras fuerzas locales, postergando la atención al verdadero pliego petitorio orureño.
Ya hemos señalado reiterativamente que la edición de más Planes de Desarrollo Departamental (PDDs) en cada gestión prefectural y ahora en la gobernación, no es la solución a los problemas urgentes que tiene la ciudad y el Departamento. Tampoco se justifica que la Brigada Parlamentaria por su cuenta y riesgo quiera abordar el mismo tema, dispersando esfuerzos, cruzando planes y atrasando cualquier gestión seria que se quiera emprender.
La única forma de lograr un acuerdo efectivo es dialogando abiertamente y sin discriminaciones de ninguna especie, reuniendo a verdaderos representantes de instituciones departamentales y exigiendo que en cada caso se asuma la responsabilidad de trabajar por los intereses regionales sin condiciones de ninguna índole, pero al mismo tiempo, con pleno respaldo de la institución supra cívica para que las determinaciones que se adopten no sean puramente políticas o meramente sectarias, al contrario deben representar el verdadero sentimiento de los orureños.
Ya no se puede continuar con esa línea de dispersión de ideas y confusión de objetivos, no es posible que los políticos “se disparen” en función de sus posiciones partidarias, especialmente aquellas que provienen de un esquema predeterminado que no es justamente el que solucionará los problemas, pero que puede fácilmente enfrentar a sectores de la comunidad por falta de una apertura que garantice el libre intercambio de ideas, el análisis responsable de todas las propuestas y finalmente se alcance el consenso de criterios para definir un solo programa, con resultados comunes y soluciones pragmáticas, sin postergar ninguno de los anhelos regionales.
Prácticamente comenzó el segundo semestre del año y todavía estamos en la búsqueda de entendimiento para aprobar alguno de los planes de desarrollo que hay para Oruro, pero como todos quieren brillar con la alternativa de ese proyecto entonces la indefinición se acentúa mucho más y aquí estamos con medio año perdido y con un saldo de tiempo que deberíamos aprovechar al máximo para coordinar, acordar, entender y definir un solo plan estratégico de desarrollo orureño.
Hay que priorizar ciertos aspectos y lo más prudente sería que los políticos admitan las sugerencias que plantean profesionales de nuestra universidad, los empresarios orureños y los delegados laborales sectores que tienen la suficiente experiencia tras la práctica del desarrollo de proyectos de diversa magnitud. Por eso, todas las sugerencias deben ser asimiladas, debatidas y aprobadas con criterios razonablemente precisos para que de una buena vez nuestra estrategia de desarrollo se ejecute paulatinamente y no se diluya en el ajetreo de las estériles y burocráticas pugnas político partidistas.
Fuente: LA PATRIA
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