Jueves 07 de julio de 2011
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La riqueza de una nación no está en sus recursos naturales. Los países ricos lo son no tanto por sus recursos naturales, sino por la preparación de su población y la calidad de sus instituciones que soportan la actividad económica. Educación y legalidad, expresada en el respeto a la ley y en la calidad de las instituciones, son para las naciones su verdadera riqueza.
En nombre de la igualdad no se puede sacrificar la calidad, aceptar el principio de que todo vale, desvalorizar el esfuerzo y el talento. Nivelar hacia abajo, es privar a la sociedad de la oportunidad para la formación de un liderazgo capaz.
Las sociedades crecen al empuje de los mejores.
Si alguien se pregunta por la fórmula para acelerar el empobrecimiento de un país los ingredientes están a la vista: Debilitamiento del sistema educativo, de las instituciones y de la legalidad.
(*) juvenaljarjury@gmail.com