Depende de cómo quiera entender el lector este tema de la “aplicación de una “banda de precios mínimos y máximos” para vender una variedad de productos especialmente los alimenticios, considerados de primera necesidad, de manera que la ciudadanía no sea afectada por la espiral especulativa y por las bajas acciones de los agiotistas.
Mientras estaba vigente el famoso D.S. 21060 de forma muy natural los comerciantes de todo nivel ponían al frente las condiciones de la norma que duró muchos años y que pese a su derogatoria todavía puede tener cierto efecto en su sentido regulador, pero ahora con una denominación especial que tiene que ver con “una banda de precios”.
Ahora se utiliza una disposición transitoria de la Ley de Revolución Productiva que justamente se refiere a la banda de control de precios y que puede ser un instrumento que permita orientar al ciudadano común en la vigencia de precios para que defienda su economía, sin embargo hay factores adversos a esa posibilidad, justamente entre algunos sectores de comerciantes que preferirían seguir operando en el sistema de libre oferta y demanda, y no llegar a una regulación a través de la anunciada “banda o lista” indicativa que se colocaría en lugares visibles para que la población tenga una idea de lo que debe pagar en función a su presupuesto diario o semanal y en resguardo de su economía hogareña.
Para implementar el sistema, los impulsores de la idea aclaran que en ningún caso se trataría de un control de precios, sino simplemente de un proceso de regulación de valores máximos y mínimos para cada uno de los diferentes productos alimenticios que se venden especialmente en los mercados y en los almacenes de abarrotes, e incluso en las tiendas de barrio, de tal suerte que los compradores tengan la opción de pagar dentro de parámetros más o menos accesibles a los presupuestos reinantes.
La parte preocupante del sistema es que por efecto de ese sistema regulador se puede afectar los índices de producción que resulten estancados o que disminuyan ostensiblemente por un aparente control de precios que no permiten a los productores a alcanzar sus objetivos de costos y utilidades para seguir produciendo en cantidades suficientes que cubran la demanda interna y que puedan exportarse a mercados externos en condiciones favorables.
El otro problema es que ya se han conocido algunas experiencias sobre la materia de controlar precios y mientras el Estado ejerce controles resulta que por la presión oficial se produce escasez y la espiral funciona para dar paso al mercado negro, la especulación y la alteración de valores que afectan de manera directa a los ciudadanos de escasos recursos y a los que viven con salarios congelados, pues el desnivel entre el costo de la canasta familiar y el presupuesto familiar siempre estará descompensado.
Dadas estas simples observaciones parece que la aplicación de la “banda” reguladora no es el mejor remedio para frenar la especulación, especialmente en las condiciones actuales cuando vivimos con una economía de excelentes macro cifras pero que de las mismas casi nada llega a los bolsillos del pueblo.
Las recomendaciones de expertos e inclusive de un importante organismo financiero mundial es que “no se fijen bandas de precios especialmente en el caso de alimentos” porque tal medida sólo afectará la producción nacional y esos efectos ya se han sentido en nuestro medio con molestosas y lamentables consecuencias.
Fuente: LA PATRIA
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.