Los bolivianos ya nos estamos acostumbrando (o mal acostumbrando), a las declaraciones del señor Presidente, las que nos hace quedar muy mal parados como bolivianos, tanto dentro, como fuera de nuestras fronteras. O son improvisaciones que ponen en serio riesgo nuestras relaciones internacionales; o dado el caso, son expresadas en el momento menos oportuno.
Mal que le pese al gobierno del MAS, vivimos en un mundo globalizado, donde necesitamos un relacionamiento serio y efectivo con todas las naciones del mundo, con las cuales tenemos algunos tratos comerciales, haciendo abstracción de las cuestiones político ideológicas.
En los últimos días, el señor Presidente, ha hecho público su deseo de reiniciar las relaciones diplomáticas, “pero de igual a igual, o como se dice popularmente de tú a tú”; pero, lo hace inmediatamente después de denunciar a la Convención de Viena, sobre el asunto de la prohibición de la masticación (acullico) de coca, extremo interpretado como un apoyo a las plantaciones ilegales de coca que, en los últimos meses se han incrementado, de acuerdo a los informes de los organismos internacionales.
Por otro lado, en la semana que finaliza, Bolivia fue incluida en una lista negra de siete países cuestionados por el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) por no haber realizado los progresos suficientes en sus planes de acción acordados para la lucha contra el lavado de dinero y el financiamiento de terrorismo, producto del narcotráfico. Ese organismo intergubernamental considera que nuestro país "no ha hecho suficientes progresos en la implementación de su plan de acción" y mantiene deficiencias estratégicas.
Por eso el GAFI recomienda al país trabajar para hacer frente a estas deficiencias, mientras tanto Bolivia continuará en la lista negra, donde están también países como Etiopía, Kenia, Myanmar, Sri Lanka, Siria y Turquía. Por debajo de éstos sólo se encuentran Irán y Corea del Norte.
Por eso decía, momento nada oportuno para buscar un acercamiento con un país cuyo embajador fue expulsado por Bolivia, junto a organismos de ese país como la DEA y Usaid. Y mal planteado, porque no se usa el lenguaje diplomático adecuado, menos una estrategia planificada. Se advierte cierta desesperación en lograr ese acercamiento, al invocar a terceros países europeos para que influyan en el propósito gubernamental.
No es el momento adecuado para proponer un acercamiento, porque el país entra a formar parte de la lista negra del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI); además cuando Bolivia en el pleno de la Cámara de Senadores sancionó el martes el proyecto de Ley que denuncia a la Convención Única de Naciones Unidas sobre Estupefacientes de 1961, enmendada por el protocolo de 1972. Una actitud que fue interpretada, como dijimos, como el afán de proteger a los sectores cocaleros y a la producción de coca, con el argumento del acullico. Además, cuando en el país se constata la presencia de narcotraficantes y terroristas colombianos y, lo que es más grave, la detención en cárceles norteamericanas de un General de la Policía, involucrado en tráfico de drogas.
La política internacional y la diplomacia boliviana, no es coherente; es improvisada, fruto del estado de ánimo del Presidente o del Canciller. Muy de acuerdo con que las relaciones con EE.UU. tengan un marco de respeto a nuestra soberanía, pero con respeto a la soberanía de ese país. También de acuerdo que el reinicio de relaciones sea sin condicionamientos, pero no se puede lograr aquello poniendo, de entrada, condiciones. Y el “tú a tú”, sería mejor cambiarlo con “igualdad de condiciones”, extremo que no es tan sencillo.
Por lo menos… esa es mi opinión.
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