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Domingo 26 de junio de 2011

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Cultural El Duende

Desde mi rincón:

TRADUCIR: Algunas elucubraciones

26 jun 2011

Fuente: LA PATRIA

TAMBOR VARGAS

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La cosa ya viene de antiguo. Basta pensar en aquella pareja: traduttore = tradittore. No he logrado averiguar quién formuló por primera vez esta tesis; pero admite varias interpretaciones, por ejemplo la de que no puede haber una traducción ‘exacta’ (tesis que exigiría varias consideraciones, pero que nos llevarían demasiado lejos). Quizás sería más exacto ver en ella un toque de atención hacia la dificultad de dar una traducción ‘aceptable’ (y que, en este caso, no podría ser ‘servil’). Y por este camino llegaríamos fácilmente a su conclusión, verdaderamente central: el misterio del lenguaje humano. Misterio casi insondable, aunque sin grandes problemas podamos palpar una y otra vez su complejidad. Y siguiendo en él, también llegaríamos a otra: que la complejidad misteriosa del lenguaje humano no es diferente de la complejidad de su creador: el hombre, que sin darse cuenta, lo quiera o no, deja su huella inconfundible en todo lo que hace.

Actualmente, uno puede hasta divertirse en Google, comprobando las limitaciones que por todo lado hace la traducción automática, incluso tomando una simple frase en la lengua ‘a’, haciéndosela traducir a la ‘lengua ‘b’ y, después, volver a hacérsela traducir a la lengua ‘a’. Veamos este ejemplo: 1) “donde digo digo, no digo digo, digo diego” (español), que nos da este resultado: 2) “où je dis que je dis ne dis pas dire, par exemple diego” (francés); o en italiano: 2) “Dove dico io dico io dico io dico, Diego Diego”. Y cuando queremos volver del francés e italiano al español original, nos encontramos, del francés con: 3) “cuando digo que no estoy diciendo que, por ejemplo diego”; y del italiano, con: 3) “Donde digo digo digo digo Diego Diego”.

Sin buscar más (o menos) pies al gato, bastan los ejemplos mencionados en esta inocente experiencia para medir la chambonería de lo que se nos ofrece en el programa de moda (y, peor todavía, si hay alguien que lo considera de ‘uso universal’, es decir: el que funciona ‘a prueba de bomba’). Podríamos seguir ad infinitum….

Pero, naturalmente no me refería a estos traspiés cuando empezaba hablando de la complejidad de la traducción…

Actualmente, enfocar este tema no puede dejar de lado lo que cabría llamar ‘la losa anglicana’: el precio que todos en mil ocasiones pagamos por haber permitido y –por acción u omisión– haber dado nuestra aquiescencia a la coronación del inglés como presunta lingua franca. Con el tiempo, la montaña de malentendidos (sobre la cual se monta otra, de falsos o presuntos bienentendidos) alcanza magnitudes babélicas: todo el mundo sabiéndolo, pero nadie haciendo nada; y si se hace la ilusión de hacer algo, sólo demuestra su inmensa ingenuidad. El verdadero resultado final es la colosal cantidad de gente que cree, primero: poder expresarse en inglés (si pertenece al grupo de los osados); segundo: que los demás le entienden.

Bien podemos aplicar a este tema aquello que hace mucho tiempo conocen los economistas: que la moneda averiada acaba expulsando la buena…

Fuente: LA PATRIA
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